Esa noche su hermana Rosa llegó a la casa de Valentina. Afortunadamente la ventana de la habitación había sido reparada, por lo cual se sentía algo tranquila.
Se comportó como una madre preocupada, caminando de un lado a otro, notando cualquier señal que le informara que su hermana estaba bien.
Valentina permanecía en su habitación recostada. No se estaba sintiendo nada bien, ¿eran señales de que se encontraba en los primeros meses de embarazo? Estaba concentradísima buscando todas las señales de embarazo en su celular que no se percató que su hermana entró al baño y después salió con una prueba de embarazo.
—¿Esto qué es? —le preguntó.
—Ah… pues lo que ves —contestó ella sin mucho ánimo.
—¿Estás embarazada? —inquirió Rosa con espasmo.
—No lo sé aún, necesito hacerme la prueba —le dijo.
—¿Y por qué no te la has hecho?
—Lo iba a hacer, pero llegaste a molestarme.
—Vale… —La joven se sentó en la cama—. ¿Estás consciente de lo que pasará si estás embarazada? —Puso una mano sobre la pierna de su hermana—. Esto es una señal de que puedes comenzar una nueva vida, puedes irte lejos y comenzar de cero con tu hijo. ¿No sería hermoso?
Valentina dejó de observar el celular y observó a su hermana.
—¿Crees que sea lo correcto?
—¡Claro que sí!
—¿Y dejar al asesino del padre de mi hijo vivir su perfecta vida? ¿Cuándo él fue quien dejó a mi hijo sin padre?
Rosa tragó en seco.
—Vale, es la familia Rumanof, ¿crees que se quedarán de brazos cruzados cuando sepan que tú atentaste contra su único heredero?
—No tienen que enterarse que fui yo —soltó Valentina con seguridad.
Rosa soltó un suspiro.
—Vale, ¿y si estás equivocada? —preguntó de repente—. ¿Y si Marko no asesinó a tu esposo? ¿Y si hay algo de verdad detrás de lo que la familia Rumanof ha dicho?
—¿Qué estás diciendo? Por Dios, ¿te estás escuchando?
—Vale… —pidió la joven y le apretó con fuerza la pierna a su hermana con sus manos—. Sé que estás dolida por todo lo que ha pasado, también sé que Marko no es un santo, pero… por Dios… tampoco es un asesino. ¿O se te olvida las muchas veces que te ha ayudado? Además, tú misma me contaste que intentó advertirte de algo cuando interrumpió la boda.
—Estaba celoso, no quería que me casara.
—Pero alguna razón debía tener. No se entrometió en tu relación ni una sola vez, ¿por qué lo haría de repente? —Soltó un suspiro lleno de cansancio—. Yo creo que te equivocaste al no dejarlo hablar. —Se cruzó de brazos—. Además, Lorenzo nunca fue de mi confianza, siempre me pareció que ocultaba algo, no lo sé… no se veía enamorado de ti y sus acciones nunca me mostraron sinceridad.
—Por favor, a ti nunca te agradó, eso es todo —espetó Valentina con cansancio, no quería mantener otra vez esa conversación.
—Pero es cierto… te digo que sí es cierto, lo escuché conversando con una mujer una vez. Pero claro, tú siempre has estado cegada por él. ¿No es extraño que se apresurara tanto a querer casarse contigo? Y te hizo hacer ese préstamo para comprar esta casa… ¿Acaso eso no demuestra el interés que tenía por tu dinero? Por favor, una mujer tan cercana a Marko Rumanof… ¿acaso en la universidad cuando se enteraron de que eras la exnovia de Marko sorpresivamente no te llovieron los pretendientes?