Después de que mis hermanos me secuestraron, me encerraron en mi cuarto y me preguntaron que sucedía con Dylan y como soy súper buena negociadora sentencié que no iba a decir nada si no me traían mi Hot Dog, un refresco, unos dulces, un panqueque, tres película romántica y triste y obviamente Kleenex. Cuando lo hicieron dejé todo frente a la sala y les conté que lo escuché decir mimada malcriada. Al principio se enojaron y querían golpear a Dylan, pero los convencí de que no lo hicieran porque no valía la pena y que obviamente él los golpearía. Y aquí estoy, después de cinco películas, enfrente de la tele en pijama que consiste en un mini short que deja ver casi mis nalgas, una camisa de tirantes negra que por las mangas se ve mi bra de encaje azul y una cebolla despeinada. Era la 1:42 a