Por más que trataba de pensar y entender, simplemente mi mente no conectaba.
—¡Ciertamente es una posibilidad! —murmuré para mí misma, en un susurro cargado de duda—, pero Elinor nunca le haría daño a nadie. ¿Por qué querrían lastimarla? —mi mente se llenaba de preguntas sin respuesta—. Todo lo que ha conseguido ha sido en base a mucho esfuerzo. Claro, su ex prometido al morir le dejó una herencia, pero aun así ella se encargó de aprovecharla en cosas buenas, como en su desarrollo personal y convertirse en la mujer que es hoy en día... Aunque —una punzada de angustia me recorrió el pecho—, quizás el haber estado vinculada con él haya hecho que ahora quieran acabar con ella... —Levanté la mirada al cielo, desesperada—. Dios, no quiero pecar de mal pensada, pero nunca conocí al tal Arnav.
