Prólogo: Daimon Black
Daimon
5 de junio de 1991
Londres
No le gustaba esa chica.
Odiaba como su sonrisa lo distraía. Connor le había dado con el balón en su zona delicada porque se había quedado mirándola fijamente. Eso no era justo. La chica era preciosa, pero él no quería admitirlo.
También era mayor que él. Connor y Alex se habían burlado porque miraba mucho a la chica bonita. Eso lo enfadaba aún más. Vio como la chica jugaba con su hermanita Belinda y con Evans. Aquello no le gustó. Él también quería acercarse a ella, pero siempre que lo hacía, se volvía tonto.
No era justo.
Su papá le había dicho que pasarían todo el verano juntos. Eso no le hizo gracia. Tendría que ver a la chica bonita todo el verano y él se comportaría raro. Al igual que siempre que ella estaba cerca.
No era justo.
6 de junio de 1991
La chica bonita está sonriendo de nuevo. Le está leyendo un cuento a Evans y a Harry. Es el cumpleaños de Harry. Eso no le gusta. Él tiene toda la atención de la chica bonita.
Annice.
Su nombre serpentea en su lengua cuando lo dice. Es bonito. Igual que ella. Eso no le gusta. Harry se abraza a ella y él siente envidia. Quiere abrazarla, pero no quiere acercarse. La pequeña mano de Belinda aprieta la suya, así que baja la cabeza para mirarla. Ella le está mirando con sus grandes ojos azules.
Su hermana también es bonita, pero no se vuelve tonto cuando está con ella. No entiende por qué siempre se vuelve así cuando Annice está cerca.
Sus ojos se cruzan con los de ella. Tiene unos bonitos ojos castaños. Le sonríe. Su estómago se siente revuelto. Balbucea.
Suelta a Belinda y sale corriendo.
10 de septiembre de 1991
La niña bonita se está despidiendo de su familia. Eso no le gusta. Él quería verla más tiempo, pero el colegio empieza en unos días así que no la podrá ver hasta que vuelvan a ser vacaciones.
Está triste. No ha hablado con ella en todo el verano y ahora se arrepiente.
Ella le está sonriendo cuando se acerca para despedirse. Él traga saliva. Vuelve a estar nervioso.
-Adiós, Daimon -susurra. Su voz es bonita. Como toda ella.
Daimon se acerca a ella. Le tiemblan las manos. No quiere que se vaya. Ella lo abraza; él se queda quieto. Annice se aleja de él y él sabe que pasaran meses hasta volver a verla.
Eso no le gusta.
24 de julio de 1997
Annice es hermosa.
Lo ha sabido durante años, pero ese verano es diferente. Lo siente diferente. Ve como la chica usa un vestido corto de color azul claro por encima de su bikini. Ella sonríe y su corazón late con fuerza.
No se atreve a acercarse.
Annice está hablando con Alex, se ven cercanos. Eso le molesta. Connor también está junto a ella. Los tres hablan. Parece que a Connor le gusta una chica. Solo sabe que se llama Lilly y que es pelirroja. Mejor para él. Así estará lejos de Annice.
Daimon jadea.
No sabe por qué ha pensado eso. Su reacción le sorprende. Siente alivio al saber que Connor está interesado en otra chica y miedo porque teme que Alex pueda querer algo con Annice.
Eso le preocupa.
Annice se levanta y se quita el vestido para ir a la piscina. El cuerpo de Daimon se tensa cuando la ve en bañador. Su piel blanca resalta sus pecas. También puede ver todos los lunares de su espalda cuando camina hacia la piscina.
Daimon pierde el aire cuando ve sus pechos. Sus mejillas se calientan y su amigo feliz parece contento de verla. Los ojos de Annice se encuentran con los de él. Siente miedo de que vea lo que ha causado en él.
Se da la vuelta y sale corriendo.
Aquello no es justo.
9 de agosto de 2001
Su corazón late con fuerza. Ella le está sonriendo. A él. Y le parece la cosa más hermosa que alguna vez ha visto. Es como ver florecer una flor. Como escuchar una canción en el océano. Como respirar el aire puro de una montaña.
Se siente embelesado. Ella es demasiado hermosa. Siempre lo ha sido.
Ella termina de responder unos mensajes en su teléfono antes de volver a mirarlo. Se humedece los labios. Quiere besarla y su corazón late con fuerza ante esa idea, totalmente conforme. Annice apoya la cabeza en el reposacabezas de su coche y lo mira.
No quiere bajarse, pero sabe que podrían salir a buscarlos porque han estado mucho tiempo fuera. Solo iban a comprar algunas cosas para la barbacoa, sin embargo, él no quiere bajarse del coche.
-¿En qué piensas?
Sus ojos color miel lo miran con interés.
Sus dedos le hormiguean, pero no porque vaya a hacer magia, sino por la necesidad de tocarla. De sentir su piel contra la suya. Y lo hace. Daimon toca su mejilla. Los ojos de Annice se abren por la sorpresa y su cuerpo se sobresalta, pero no dice nada.
Él toma eso como una invitación para continuar.
Sus dedos recorren su mejilla hasta la curva de su barbilla. Sus labios. Las mejillas de Annice se tiñen de un color rosado que encuentra adorable, sus ojos se han vuelto más oscuros y con motitas verdosas que no puede dejar de mirar. Daimon no se pierde como sus labios se separan ligeramente. Se inclina hacia ella.
Su sabor es dulce. Sabe a limón.
El cuerpo de Annice se estremece y él profundiza el beso. Su lengua avanza en su boca y su mano acaricia su nuca. El beso es suave, dulce y lleno de ternura. Daimon se siente en una nube multicolor que lo desestabiliza por completo.
Cuando se aleja, teme de la reacción de Annice. No obstante, espera que todo salga bien. Ella no ha rechazado el beso. Aunque tampoco lo ha seguido. Ese pensamiento le arde, pero tiene esperanzas.
Se miran.
-Daimon… -Annice murmura su nombre. Siente esperanzas, aunque su corazón late tanto que teme que se le salga del pecho-. Yo… Tengo novio, Daimon.
La mandíbula de Daimon se tensa. Eso arde como un cuchillo clavado profundamente en su pecho. No va a llorar delante de ella.
Antes de que pueda decir algo más. Daimon coge sus cosas, abre la puerta del coche y sale cerrando la puerta detrás de él. No quiere escucharla. Antes de que ella pueda salir del coche y seguirle, Daimon abre el maletero, coge la enorme nevera llena de comida para la barbacoa y sale disparado hacia la casa.
No es justo.