Prendida de su brazo, Kara camina al auto comentando sobre el proyecto, y lo que se espera de el mismo.
Dado que su padre es el invitado, sería él el copiloto, así que Kara va en el asiento de atrás, algo que a ella parece no desagradarle, ya que desde allí tiene mayor contacto indirecto con Dalton, ya que mientras se ríen y comentan cosas, ella aprovecha para tocar su hombro, su cabello y mirarlo sin que él lo note.
Ares Black, padre de Dalton escogerá el lugar así que Su hijo solo da vueltas en su auto esperando que su padre escoja el lugar de su agrado.
Pasan por un restaurante donde hay una chica carismática atendiendo a un grupo de chicas con amabilidad de espalda a la ventana. Dalton mira el lugar, a la distancia se ve agradable a través de las paredes de cristal del lugar.
La calle esta algo concurrida, así que Dalton debe dejarlos en la entrada del lugar, mientras él va a estacionar el auto.
─Los alcanzo en un par de minutos. ─dice mirando en dirección opuesta al restaurante, buscando un buen lugar.
─No tardes. ─responde su padre bajando del auto.
Abre la puerta de Kara y tiene su mano, ayudándola a bajar con cuidado, y ella corresponde a ello con suma delicadeza cual princesa.
─no ordenaremos nada, no hasta que estés con nosotros. ─Suspira Kara con una mirada tierna.
Kara está por demás interesada en Dalton, y ella no teme demostrarlo, aún frente al padre.
Él, asiente y se va, mientras Ares y Kara camina al restaurante, el lugar es bonito, elegante y la música de fondo le da el toque de armonía.
─Es bonito... ─ suspira Ares dándole una fugaz mirada al lugar antes de sacar su móvil y revisar varios mensajes.
A evitado ver su móvil en todo el tiempo que ha estado con su hijo para dale prioridad, pero en cuanto tiene un instante de tiempo lo tomó, revisó cada mail, mensaje entrante y notificación pendiente.
Kara por su parte, mira la puerta con la esperanza de que Dalton aparezca enseguida.
─Buen día, sean ustedes bienvenidos... ─se acerca una chica muy amable con una gran sonrisa.
─Una mesa para 3, por favor. ─dice Kara sin mirar a la chica, solo a la puerta.
Luisa los observa por un segundo a ambos, y nota que ellos no le prestan atención en lo mas mínimo, así que solo asiente con una sonrisa, y, con su manos los guía al lugar.
─por aquí por favor ─dice caminando hacia una mesa cerca de la ventana, ya que al verlos tan sumergidos en sus pensamientos, asume lo necesitan.
─¿este seria un buen lugar? ─pregunta esperando llamar su atención, pero no es sino hasta que Dalton cruza la puerta que ellos miran el lugar.
Su padre guarda el teléfono enseguida, y Kara mira la mesa vagamente
─Está bien... Gracias. —balbucea sin darle mayor importancia.
Luisa está de pie junto a la mesa, esperando que los clientes tomen asiento, y así poder entregarles el menú.
Ares se voltea ver a la muchacha que se mantiene inmóvil junto a él, y su rostro, pasa de estar relajado y tranquilo, a una expresión de asombro y confusión.
Deja escapar el aire que conserva en su boca, al ver a la muchacha que los atiende.
─Jaz... ¿Jazmín?
Kara no entiende el porqué de la reacción de Ares, pero la confunde aún más cuando Dalton la mira, ya que se paraliza por unos segundos.
─Bienvenido... ─dice Luisa con una gran sonrisa amable, en cuanto ve a Dalton.
─Muchas gracias... ─tiende Kara su mano esperando el menú, pero Dalton no se lo permite.
Él, molesto se voltea a ella, toma su brazo con fuerza y evita que tome el menú.
─Nos vamos. ─dice y ella no dice nada, solo se va con él, y su padre tras ellos.
─¿Los puedo ayudar en algo más? ─pregunta acercándose a prisa el encargado.
Mira con ira a Luisa y Dalton lo nota, pero no le da importancia.
─Es personal. ─responde mirando a Kara, ella está confundida y avergonzada por la actitud de él, así que solo asiente con la cabeza y evade la mirada.
─Son bienvenidos cuando deseen. ─dice cambiando la ira de su rostro, a seriedad al ver a Luisa.
Dalton la lleva de esa manera brusca hasta llegar fuera.
Solo basta salir de la vista de aquella desconocida, salir del restaurante para que su ira vaya disminuyendo y se de cuenta que fue un idiota.
─Disculpa, no debí tratarte así. Lo siento ─dice, y se va sin más, dejando a su padre y Kara fuera.
Sube a su auto y se marcha sin mirar atrás.
─¿Qué fue lo que pasó ahí? ─pregunta confundida mirando su brazo enrojecido.
─No tenia ni idea... de haberla visto antes no habría entrado ─dice mirando a la chica que los atendió dentro del restaurante ─todo esto es mi culpa. —se lamenta.
Kara mira a la chica, no sé ve especial. Para su perspectiva no sé ve bonita, o mala, o algo que llame la atencion, así que aún no entiende lo que sucede, o porqué la actitud de ellos dos.
─No quiero ser insistente, pero realmente necesito saber porqué el hombre más pacífico, tranquilo, educado, y amable que he conocido en mi vida acaba de tomarme del brazo con fuerza y sacarme casi arrastras del lugar y ahora se va sin más.
─No puedo, él no...
─Señor Black, por favor. ─insiste.
─La chica dentro... ─dice y ambos la miran, aunque ella ve dentro a aquella chica. ─tiene cierto parecido a alguien que fue importante para Dalton, es todo lo que debes saber. No preguntes más, y si aprecias algo a mi hijo, no insistas en más con él. —dice Samanta Black, Madre de Dalton y esposa de Ares.
─¿Cómo sabias que estábamos aquí? ─pregunta asombrado sin saber de donde salió.
─Dejaste tu teléfono en llamada, escuché todo. ─señala su bolsillo ─y, el GPS me trajo aquí ─dice saludando a su esposo con un beso en la mejilla.
─Es un gusto verla de nuevo. ─dice algo avergonzada tendiendo su mano.
Ella tiende su mano en respuesta muy formal.
─voy a buscar a mi hijo, tú ve a su departamento y nos vemos allí. ─dice con aires de superioridad, sin importar todos los títulos y nombramiento que tiene Kara, la hace sentir diminuta.
─Avísame en cuanto sepas algo de él, y no le digas que estoy aquí, quiero que sea una sorpresa ─advierte vendiéndolos irse.
Tan pronto ellos toman un taxi, ella mira dentro del lugar.
Entra con sutileza y aún así, llama la atención de quien la ve a su paso.
─Buen día... ─se acerca Luisa con una sonrisa sutil ─sea bienvenida. ─la recibe con un ademán, camina tras ella.
─Un té de Jazmín, por favor. ─dice caminando hacia una mesa, cerca de la que le ha ofreció a Kara.
─por su puesto. ─asiente acompañándola a su asiento, una vez se sienta, ella va por el té.
Samantha observa a detalle a la muchacha, como camina, como se mueve, lo que trae puesto. Todo en el poco tiempo que tiene, antes de que desaparezca tras una puerta.
Esta vez el gerente solo la observa a lo lejos, la atención de ella es impecable, los clientes, casi siempre sonríen al verla, y quien no lo hace, deja una buena propina.