Soy savahanna Mitchell, actualmente tengo 25 años vivo, sola soy madre soltera y tengo una hermosa niña de 4 años, fui madre muy joven, pero no me arrepiento de nada por haberla tenido, es mi más grande orgullo Y mayor motor.
Como cada mañana me levanto a las 6 de la mañana a hacer mis necesidades y alistarme para el trabajo. Caminó al cuarto de mi hija para despertarla para ir al preescolar. Me acuesto a su lado, le reparto besos en toda su cara. Pero la holgazana no se quiere levantar y se tapa nuevamente. Aún, así como vamos tarde levanto sus tapas.
Hola princesa. — la saludo— levántate, tienes que ir al preescolar arriba perezosa, alístate, yo voy a hacer el desayuno.
Me dirijo a la cocina, preparar el desayuno como cada mañana, luego de 10 minutos está lista mi niña, ella es muy independiente y me ha hecho la vida más sencilla. Ya listas desayunamos. La llevo primero al preescolar y yo hacía mi trabajo.
Trabajo en una cafetería, llegó 5 minutos tarde de la hora de entrada, no gano mucho, por lo que me toca, toca caminar hasta el trabajo desde el colegio de mi hija.
Tomar el bus no es una opción, como dije no gano mucho, pero si nos alcanza para el día a día con mis propinas es más fácil llegar a fin de mes, pero hago todo lo posible para mi hija.
Una vez llego a mi trabajo doña victoria como es de costumbre me espera, porque solo llego 5 minutos tarde, así que Me dedico a ponerme mi uniforme rápido y me dispongo a trabajar como cada mañana, así empieza mi día atendiendo a los clientes algunos amables como otros sin modales y otros tantos coquetos y sinvergüenzas.
Muchos me conocen desde hace un tiempo, para ser precisa llevo 2 años, doña victoria, me dio trabajo, creo que le cause lástima cuando llegue con mi bebe en brazos a pedirlo.
Tengo que reconocer que me tiene entre ceja y ceja, a causa de una de las chicas nuevas. No sé qué ha pasado porque antes no era así, pero debo mantener la cabeza agachas por qué este es mi sustento, si bien tengo ahorros, no quiero echar mano.
Salgo de mis pensamientos, por la campanilla del local.
A medio día paro todo mi ajetreo, voy por mi niña al preescolar, una vez llegamos ella ingresa a la cocina donde está don Roberto. — quien es esposo de doña victoria. — él se encarga de cocinar. Ya es mi hora de comida, solo tomo la cuarta parte de un sándwich y lo otro se lo dejo a mi hija, prefiero que ella coma bien y no quiero abusar más porque me permitieron que me la llevé a mi trabajo, así hago doble turno, por lo mismo he podido ahorrar bastante.
Con ese dinero p**o, mis facturas y las cosas de mi hija, si bien no vivimos en una de las mejores zonas, pero se vive bien y tranquila, mis vecinos son mayormente personas de la tercera edad.
Tengo que reconocer que cuando me arranque de casa le robe mucho dinero a mi padre. Y con eso logré comprar el departamento en una ganga, ya que estaba muy deteriorado.
Y así son mis días entre mesas, caja y limpieza, ya es hora de salida, dejamos todo listo para mañana y los señores se van a su casa y con mi hija como siempre caminamos a la estación de auto bus, lo tomamos y una vez arriba ella me va contando su día, las cosas que hizo.
Al llegar a casa como cada noche A veces me preguntó qué hubiera pasado si hubiese tenido al menos el apoyo de mis padres, pero no lo único que recibí de ellos fue una bofetada y en cuánto supieron de mi embarazo a la calle.
Me costó muchísimo salir adelante, lo triste es que no pude terminar la universidad por falta de dinero, ya que antes de mi hija ellos eran los que pagaban todo lo mío.
Pero con lo que tome no podía darme el lujo de gastar ese dinero porque primero que nada está mi princesa algún día podré hacerlo en un futuro.
Mientras mi hija se ducha yo preparo la cena, unos ricos macarrones con queso y camarones, los cuales me dio don Roberto, los que habían sobrado del día como él dice, nada se puede perder en estos tiempos.
Cenamos mirando la televisión, entre risas, conversaciones sin sentido, levantamos todo lo de la mesa, ella se va a su dormitorio a dormir, claramente después de haberse lavado sus dientes
Mi princesa es mi motor, me da las ganas para seguir adelante, sé que quieren saber sobre el papá de mi Emma, pero también les contaré mi historia.
Ella como cualquier niño hace preguntas sobre quién es su papá, algo que no si estoy lista para hablar, yo sé que ella necesita un papá, pero por el momento solo me tiene a mí que soy su madre, padre y no me da pena decirlo, así es la vida.
Otro día pasa, como siempre, la misma rutina, ir al trabajo, ir a buscarla, ir de vuelta a la cafetería y luego a la casa.
Todas las noches la escucho desde la puerta, pedirle a dios que su padre vuelva o que le mande uno, que ella se compromete a quererlo y respetarlo.
Si fuera tan fácil, todos tendríamos padres buenos y que estuvieran con nosotros en las buenas y las malas. Y tampoco le reventaré su burbuja, diciéndole que su padre es un desgraciado.
No me imagino mi vida si hubiera aceptado todo, si no hubiera desaparecido y tomado el primer tren que me trajo al otro lado del país.
Pero como una vez escuche decir por ahí, los hubiera no existen, si se hizo no hay más.
Y así pasa 1 semana, y con ella empieza otra.
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QUE LES PARECE chica, LES GUSTA HASTA EL MOMENTO O SIENTEN QUE LE FALTA ALGO