—No Virginia, yo eso lo entiendo muy bien, por ahora solo tengo algunos bloques y unas cuantas cabillas para empezar a construir pero aún no tengo un terreno propio. Papá me dice que puedo construir un segundo piso en la casa y pues la idea me parece acertada. ¡Yo no tengo bienes! —Eso no era impedimento, es un muchacho trabajador y empezando los dos de cero podíamos llegar lejos.
—Ya sabes que yo tampoco tengo nada, mi papá si tiene sus cosas pero son esfuerzo de él. Entonces estamos en igualdad de condiciones. —Era lo más justo, por lo menos esperaba que él si tuviera al menos una buena cama. ¡Qué rabia me da! La porquería de Gerard ni siquiera se digno a devolverme lo que pagamos por la cama. Pero bueno, de ahí solo había sacado una lección. Entró a la habitación mamá y mencionó:
—Hi
