CAPÍTULO 33. Los dos hombres la miraron con ojos inexplicables, como si sus palabras le resultaran extrañas. ―Señorita Rubens, no me corresponde intervenir entre los asuntos de usted y el jefe, pero, ¿no crees que está siendo demasiado cruel? La vida del jefe pendía de un hilo, incluso cuando fue herido, el médico dijo que no había posibilidades para él. Sin embargo, él insistió en sobrevivir, en la única persona que pensaba, era en usted… ―Tomasso, el empleado de confianza de Paolo, se tomó la molestia de hablar. En cuanto a Thalia, nunca espero que él dijera tal cosa. Ha conocido a todos los subordinados de Paolo y siempre ha sido cambiado después de un tiempo, solo Tomasso ha permanecido junto a él, por muchos años. Después de muchas confrontaciones entre la razón y el corazón, fina