ÁNGELA Me desperté por culpa de los rayos de sol que entraban por la ventana. Al girar mi cabeza no pude evitar sonreír al darme cuenta de que Aarón estaba durmiendo profundamente a mi lado. Viéndolo así dormido es como si fuera otro, se ve tan tranquilo y calmado, que no puedo evitar recorrer su rostro con la punta de mis dedos hasta tocar sus labios. Aarón se remueve un poco tras mi tacto. - ¿Qué haces? – me pregunta en un susurro mientras tiene los ojos cerrados. Yo me acurruco entre sus brazos que me rodearon y me abrazaron fuerte contra él, provocando que pusiera mi cabeza en su pecho para tratar de dormir un poco más. Ya sé lo que están pensando, pero no pasó nada de lo que creen. Anoche después de darnos los regalos… - ¿Te puedo preguntar algo? – le pregunté mientras caminábamos