-Bien, así me gusta- dijo soltandola y mientras Isabella se sentía aliviada saltó en su sitio cuando él besó su cuello dejando una húmeda huella sobre él además de un intenso escalofrío en su piel- Ahora acaba el maldito trago para mi- no supo bien porqué pero lo hizo, tomó el trago de golpe sin saber si era bueno o malo, si le haría daño o no. El asunto, sin entender por qué mierda era su prioridad, era complacer a ese maldito hombre. Cíen se sintió muy complacido cuando ella acató de inmediato su orden y le regaló una sonrisa que escapó de su dura boca, ¿Cómo era eso posible? Tomó otro trago de su bebida para disimular. -Esta perfecto, Isabella, gracias por complacerme- dijo acariciando su cabello y ella recordó a cómo acarician los dueños las cabezas de sus mascotas. ¿Eso era ella ah