-Sí, me quité todo- Isa afirmó y él cerró los ojos recostando la cabeza a su silla. -Quiero que te toques los pechos para mi, cierra los ojos e imagina que soy yo el que los masajeo con mis manos- Isa obedeció, sintiéndose muy bien con el proceso, usando su imaginación para visualizar a un hombre desconocido pero fuerte, al que no le veía la cara pero sí las gruesas manos, se acariciaba con ambas mientras ponía el teléfono a un lado,él escuchaba los suaves gemidos que salían de su boca y su respiración alterada mientras aumentaba el sube y baja por su falo- Bien, eso está muy bien, cariño. Pellizca esos hermosos pezones para mi, hasta que grites, hazlo-tragó grueso cuando la escuchó, ella le obedecía, Isabella acariciaba sus pechos como si fuesen manos ajenas, mientras oía los halagos de