Cuando Isabella escuchó la charla de ambos, descartó de inmediato la posibilidad anterior, ella tachó la idea de manera automática. La siguiente hora y media transcurrió con preguntas incómodas por parte del doctor a las que ella debía de responder con total honestidad. No era tan complicado, o no todas realmente, ella se sintió avergonzada teniendo que confesar con cuántas personas había tenido sexo, es decir, sólo Tom. Si había practicado sexo anal, de nuevo, Tom. La última vez que tuvo relaciones, ahí iba Tom y un mal recuerdo. Toda la situación era controlable hasta cierto punto, porque admitir su corta vida s****l delante de esa mujer que planificaba los encuentros continuos de su jefe junto con otras mujeres. A Isa le daba igual, o eso repetía en su cabeza con la intención de graba