—¿Puedo ayudarte? —Le pregunto aun sin saber porque le ofrecí mi ayuda.
—Gracias—Es su única respuesta. Y yo suspiro
—¿Qué hacías en Europa? Vivías del dinero de tu padre...
—Eso no importa.
—No me lo quieres decir ¿Verdad?
—No
—De acuerdo, al menos funcionó ya se me bajó la calentura—me rio y ella también, decido pagarle con la misma moneda—Mi madre murió cuando tenía 7 años, en un asalto.
—Lo siento, Claus no...
—Yo vi cuando pasó, fuimos a comprar a un autoservicio y hubo un asalto, ella murió tratando de protegerme.
—Debió ser horrible Claus—Lo dice sin lastima, como si fuera de corazón y le agradezco.—¿Por eso quieres proteger a las mujeres?
—Puede ser—Nunca me había percatado de que en efecto trato de protegerlas—Mi padre cree que no lo recuerdo, porque nunca hablo de eso,
