Thianya había llegado a la ciudad de Carcomel después de las diez de la mañana después de su semana de juerga, pero como siempre su padre no le había recriminado nada, algo que a sus hijos los llevaba a estar en contra de la niña, pero que ella complacía a su progenitor en todo, ya que le había reclamado su falta de atención con Anthony, el hermano que estaba antes que ella, siendo el varón más joven de la familia Sparks.
— Padre, mire que se lo digo, si sigue consintiendo a Thianya como lo hace, ella traerá la desgracia a nuestra familia, padre. — Advertía Gilbert, el hijo mayor y el sucesor a alfa líder del clan Pieles de Plata.
— Eres muy exagerado, Gil. Tu hermana sólo está divirtiéndose, además viste que muy responsablemente asistió a la graduación de Anthony. — Excusó Falcone a su pequeña.
— Espero no decir “se lo dije”, padre.
Después de aquellas palabras, Gilbert abandonó la oficina de su padre, dejándolo un tanto pensativo, aunque tratándose de Thianya, él siempre cerraba los oídos ante cualquier llamado de atención que le dieran con relación a su niña favorita.
Mientras Thianya tuviera contento a su padre, a ella no le importaba como los demás la vieran, porque como él le aguantaba todas sus majaderías, todo estaba color de rosas para aquella chica.
Un mes había pasado desde el día que Thianya y Jake se conocieron. Ninguno de los dos levantó el teléfono o marcó el número del otro ni siquiera para saber si alguien había muerto. Ella no solía pensar en él, o mejor dicho, evitaba irse a la cama con alguien para no pensar en él, aunque éste sí lo hacía para tratar de olvidarla, pero terminaba obteniendo el efecto contrario. Aun y todo eso, ninguno dio su brazo a torcer.
— ¡Renata!
— ¿Qué te pasa, estúpida? No cociferes como si estuvieras en medio de un campo en tu versión animal. ¿No ves que estamos en un spa?
— Es que de aquí salimos a divertirnos... Estoy harta de mi abstinencia, tú sabes...
— ¿Ya te cansaste de guardar luto por el tipo ese? — Casi dejaba Renata en evidencia a Thianya de ser porque la última fue lo suficientemente rápida para apaciguar a su amiga.
— Baja la voz, salvaje... Puede haber espías enviados por alguien para saber mis movimientos.
— ¡Eres tan engreída, Thia! ¿Quién estaría interesado en perseguirte, mujer? ¡Ah! ¡Ya sé! Jake Masters... — Refirió Renata esta vez cerca de los oídos de Thianya.
La licán se estremeció al escuchar ese nombre, era lo último en lo que quería pensar, por eso estaba planeando irse a una de sus acostumbradas juegas fuera de su país natal.
Aunque lo de ser perseguida Renata lo dijo a manera de burla, realmente era algo cierto, ya que Gina tenía unos contactos en Carcomel, que una vez supo dónde vivía Thianya, decidió mover sus influencias.
— No sé, Gina, sólo sé que va a salir esta noche. De hecho, anda de compras con su amiga inseparable... ¡Espera, Gina! Te llamo en un rato. — Cortó la comunicación el hombre que estaba hablando con la asistente del señor Masters.
— ¿En el nuevo casino de los Hams, Jossie? ¡Claro que quiero ir! Aunque quizás no te guste el hecho de que Thianya vaya conmigo. — Hablaba Renata libremente.
Después que Renata le prestó atención a lo que Jossie Masters le estuvo diciendo, ella cerró la llamada con un está bien muy efusivo.
— ¡Thia! Jossie nos invitó a las nuevas instalaciones de los Hams ¡Uy!
— No entiendo porque debías pedirle permiso para andar conmigo, te conocí primero, idiota.
— Ingrata... No le estaba pidiendo permiso para andar contigo, es que ella me invitó a ese sitio, y como ya te decidiste a salir de ese duelo estúpido que tenías, quería llevarte conmigo, y como ella es prima de tu sabes quién...
— A mí no me importa su parentela.
— Y a ella no le importa si ustedes están mal o como les dé la gana, y eso es espectacular para mí. ¡Sí!
— A veces me pregunto por qué ando contigo, loca de manicomio.
Ambas chicas estaban caminando y parlorteando entre ellas que no cuenta se dieron de que alguien las estaba siguiendo.
— ¡Gina!... Sí, ellas ya tienen el lugar estaban hablando de hacia donde van, por eso te corté... Van para el nuevo casino que inaugurarán los Hams en el lado este de Frenchiel. Eso queda cerca de aquí, de Carcomel... Lo sé, a Jake no le gusta estar tan cerca de esta ciudad, a lo que me lleva a preguntar, ¿Por qué él tiene tanto interés en esta chica?
Gina no supo qué contestarle al tipo con el que hablaba, y ella misma se hacía esa pregunta, pues él nunca le había prestado tanta atención a ninguna dama.
Una vez Gina salió de su ensoñación, se comunicó con Jake Masters.
— Señor Masters, la señorita Thianya Sparks va para la inauguración del nuevo casino de los Hams, al este de aquí... No lo sé, señor, pero parece que su amiga fue quien le propuso la salida, quién parece tener a alguien que la invitó a su vez... ¡Perfecto, señor! Lo mantendré informado.
Jake estaba inquieto al saber que Thianya volvería a Frenchiel, y encima nunca lo llamó, la creyó lo suficientemente descarada para divertirse sin él, y además en el país donde el vivía y hacía vida comercial.
Al día siguiente, ya las chicas habían llegado junto con Esteban y Orestes al hotel donde tenían las reservaciones. Era poco más de medio día, por lo que fueron a un restaurante a pedir a la carta para los cuatro comer.
Mientras comían, hubo unos chicos que quisieron pretender a las damas, pero al verlas con los guardaespaldas, se resistieron, aunque las chicas comenzaron a hacer planes con ellos entre señas.
— A mí me gusta el que tiene la piel más oscura.
— ¡Concedido! Nunca has estado con una piel morena... Debes probar cosas nuevas, Renata.
— ¿Y tú los has probado, Thia?
— ¿Cuándo has visto que me he quedado con la curiosidad, amiga?
Thianya y Renata estaban conversando muy plácidamente en el baño de damas cuando la señorita Sparks sintió una esencia que deseaba olvidar a cómo diera lugar.
— Pensaba esperar hasta más tarde, Renata, pero ahora es más que bueno el momento para tener un poco de placer juvenil. — Instó Thianya con la intención de ser escuchada por terceros.