Llamé al mismo equipo que se encargó de restaurar algunas cosas para que movieran las cosas del camión hasta la cabaña. Eran quinientos metros de follaje, así que mis hombres no podían hacerlo solos. No les molestaría ayudar, pero no se comprometerían a llevarlo tan rápido. Llamé a mi asesora para que contactara con los establecimientos más rústicos posibles, para que la cabaña tuviera el toque silvestre que Winter quería. Me preguntó cuándo lo quería. Al despegar el teléfono de mi oreja y preguntarle para cuando lo quería, Winter afirmó que el siguiente día. Ninguno quería perder tiempo valioso, lo que era perfecto en nuestra situación.
Recorrió las dos habitaciones, el baño y una pequeña habitación para que diseñara o se sentara con las máquinas a coser un vestido. Quería que hiciera l
