Winter se encaminó adentro, con el mismo movimiento de caderas que meses atrás me enloquecía. Sonreí, bajé la cabeza y respiré profundo. Sería difícil considerando el odio que Brenda sentía por mí. Nunca me perdonó que Winter sufriera por mi mentira, que jugara con los sentimientos de todos los demás, ni que permitiera que unos encapuchados se la llevaran. Winter sabía que corría peligro conmigo, pero temía más dañar su corazón. Miré a Greg y le ordené regresar a su apartamento. Lo llamaría si lo necesitaba, así que no era necesaria su compañía. Cuando Greg se marchó, entré al departamento de Brenda. Era pequeño, amoblado como un dormitorio universitario. En las paredes colgaban banderas de equipos, los muebles tenían parches de colores, el refrigerador estaba lleno de imanes con postale