Aunque deseaba recuperarme del resfriado, tardé cuatro días en regresar al bar. Winter me envió mensajes cada noche sin falta, hasta aquella noche que regresé a verla en Drink. Fueron los cuatro días más largos de mi vida. Después de nuestro casi beso, la ansiedad por verla se volvió incontrolable. No hablamos por teléfono sobre el recuerdo de esa noche después de la tormenta. La vergüenza que abarcó mi rostro cuando la estornudé, fue ineludible. Me acompañó la sensación de fracaso, conjuntamente con el deseo de reivindicarme. No me perdonaría que Winter pensase que ese beso era un error. Esa noche entré al bar. Era jueves, así que no tenían demasiados clientes. Tyler estaba apostando dos cervezas en los dardos, Rosco los vigilaba con bate en mano y Winter hablaba con un hombre en la bar