Me estiro toda en la cama dando vueltas de un lado a otro sin ganas de levantarme cuando mi mamá me vino a despertar ya que debo ir a trabajar y desayunar primero, soy de las que necesita desayuno o no funciono para nada, pero vuelvo al comienzo, yo creo y afirmo que nadie en el mundo le gusta levantarse de madrugada para trabajar, y creo que el uno por ciento de la población le gusta trabajar, un cinco por ciento lo encuentra como lo que lo mantiene con vida sacándolos de la depresión y/o problemas emocionales, y el resto lo hace por pura necesidad.
—¡Buen día!. —mi papá está leyendo el diario en la punta de la mesa como cada mañana y mi mamá pone todo en la mesa como si fuera una imagen sacada de un catálogo de un restorán o algo por el estilo.
—Buen día princesa. —le doy un beso en la mejilla y me siento en mi lugar que es del lado izquierdo de él—. Llegó esto para ti amor.
—¿Qué es?.
—No sé... No soy chismoso Princesa, lo tienes que leer tu no yo.
—Eres mi papá no un metido. —abro el sobre negando porque no me gusta que diga eso, si, me dan mi privacidad pero no me gusta cuando dicen que no son nadie.
—Eso no nos da derecho Oli, te amamos y respetamos por sobre todas las cosas, —mi mamá me sirve el té y se sienta frente a mi—. ¿Y qué es?.
—Dice que debo presentarme mañana a la clínica central para donar medula de forma urgente. —lo vuelvo a leer sin entender bien, porque pusieron urgente con letras gigantes.
—¿Qué pasa Prins?. —miro a mi mamá negando.
—¿Alguna vez me hice algún análisis de eso?.
—Mmm no. —se miran entre ellos para ver si alguno lo recuerda—. Que recuerde no.
—No, Prins, jamás.
—¿Entonces como me puede llegar esto? Dice que encontraron compatibilidad y me debo presentar de forma inmediata.
—¿No quieres ayudar a alguien necesitado Olivia?.
—No es eso pa, es que me parece raro que tengan mi muestra sin que me halla atendido nunca en ese lugar, es una clínica privada.
—Tal vez puede ser no sé, yo digo... que el hospital publico haya mandado muestras cuando te hiciste análisis de tiroides
—Puede ser, porque de otra forma es imposible y es violación a la privacidad hacer muestras sin consentimiento. —dejo el sobre sobre la mesa sin estar del todo convencida de este supuesto pedido de ayuda—. ¿Me acompañas mami?.
—Obvio que si hija. —miro a mi papá que ya esta jubilado y se dedica a arreglar la casa y hacer los gustos de mi mamá realidad.
—¿Listo Prins?.
—Si
—Vamos entonces.
Como estaba en pijama me debo cambiar de ropa, me lleva al trabajo como cada mañana, estudié para ser farmacéutica y llevo un año en ese lugar, mis papás no quieren por nada que me vaya de la casa, hasta han hablado de que el día en que me case siga viviendo con ellos o hasta me hacen un departamento atrás de la casa pero que no me vaya, no me quieren lejos por nada del mundo, por un lado los entiendo, ellos no querían ser papás y cuando mi mamá estaba por cumplir cuarenta y tres llegué de sorpresa y acá estoy, con veintidós años y mis papás muy mayores, pero fueron y son los mejores de la vida, no tengo ni una queja de nada contra ellos que me aman a mas no poder.
En el trabajo somos puras mujeres por eso mi papá esta medio nervioso, dice que si entran a robar no vamos a poder defendernos y a la vez le gusta donde no hay ningún hombre que me pueda llegar a acosar. Miro a Ruth que esta media rara, en el descanso se me acerca y me duda en hablar, hace gestos con la boca como que va a decir algo pero no dice nada al final, mueve los brazos ya cansándome de que no hable.
—¿Qué pasa?.
—Quería contarte algo que pasó en la mañana
—Dime.
—Me llegó una carta donde dice que debo ir a la clínica central para donar medula ósea. —quedo de piedra al oir que le llegó la misma carta que a mi—. Y lo mas raro Oli, es que yo jamás me hice un análisis de ese tipo, menos en la clínica esa que es carísima... Solo me saqué sangre una vez que fui por fiebre elevada al hospital público
—A mi me llegó lo mismo.
—¿De verdad?.
—Si, y nunca fui a esa clínica, mi papá dice que puede ser que los datos vayan pasando para quien los necesite pero de igual manera es demasiado extraño.
—Me da miedo Oli... Me suena raro esto, ¿Cómo puede ser que no estemos enteradas y nos soliciten a las dos al mismo tiempo?.
—Vamos y vemos que pasa. —nos agarramos de las manos apretándonos la una a la otra para tener fuerzas—. No debemos pensar en nada malo
.........
Al otro día me preparo para ir a esa cita, me doy un buen baño y me depilo por si hay que hacer alguna revisión intima o que deba sacarme el pantalón, mi mamá siempre me dijo que debo andar bien por cualquier inconveniente, ya que seria feo que tenga algún accidente y no este depilada o con ropa interior sucia o en malas condiciones, en eso siempre fue muy estricta, y creo que en lo unico.
Cuando llegamos vamos con Ruth que también esta con su mamá que de inmediato se pone a hablar con la mía, somos amigas desde el primario y estamos juntas en todo por eso nos sorprende que hasta en esto nos pongan juntas.
—¿Ves esas chicas de ahí?.
—¿Esas dos?.
—Si, vienen a lo mismo pero de otros lados del país ¿Porqué las harán venir hasta acá si en sus provincias hay clínicas? Eso es aun mas raro.
—Ya vamos a saber para que es que nos quieren, pero no hables mas que me pones mas nerviosa Ruth.
—Señorita Ruth Monsalve, Anabella Mesa, Olivia Muñoz y Sara Esquel pueden pasar
—Señor disculpe, soy la mamá de Ruth ¿Me puede explicar porqué las llamaron?.
—En la carta lo decía detallado señora, hay unos niños que necesitan trasplantes y sus hijas coincidieron con ellos. —lo veo de espaldas, no sé que caras pone pero mi mamá me mira sin perder detalle, es raro—. Es solo una muestra, no deben de preocuparse.
—¿Y porqué no podemos pasar con ellas?.
—¿Son todas mayores de edad?. —todas asentimos y se hace a un lado para poder cerrar la puerta—. Por eso mismo no pueden ingresar, ahora entren señoritas —le digo chao a mi mamá con la mano mientras entramos, nos guían a una sala donde hay mas personas ahí.
—Bienvenidas señoritas. —las cuatro quedamos mirando donde hay unos uniformados como de soldados—. Vamos a intentar ser claros y precisos. —ninguna dice nada, Ruth me agarra la mano y las dos temblamos—. Aunque no parezca real o crean que mentimos hace unos días se contactaron seres de otro planeta con nosotros... Hicieron dos cosas a penas nos pudimos comunicar con ellos, la primera... —camina de un lado a otro como midiendo las palabras que va a utilizar—. Quieren mujeres con ciertas características y que se las entreguemos de forma inmediata... Y la segunda es que si nos negamos nos mataban a todos, y si que nos dieron una demostración con tan solo un solo maldito hombre de los de ellos... Uno solo mató a mas de cien hombres de nosotros y en un maldito suspiro ¿Qué opción creen que elegimos?.
—¿Y qué vamos hacer con ellos?.
—No me pare a preguntar para que las querían ¿Debería haberlo hecho no?. —hay una pizca de burla en eso, como que nos dijo que le importaba un carajo que hagan con nosotras con tal de salvar su culo sucio—. La cosa es que se van con ellos les guste o no, son las únicas en todo el país que reunieron las características que pidieron esos desgraciados pretenciosos... Sus familias van a ser recompensadas y se les va a decir que salvaron el planeta junto a otras mujeres mas de todo el mundo. —se lleva una mano al pecho suspirando—. Gracias chicas. —nos vamos para atrás y veo que preparan unas jeringas—. Gracias a ustedes vamos a seguir viviendo en paz como debe ser.
Quedo en mi lugar viendo como las tres corren hacia cualquier lado y las agarran forzándolas en el suelo para ponerles la inyección que cuando lo hacen gritan por la bestialidad con que las inyectaron, el hombre que habló se para delante mío y con un, "perdón hija", me pincha haciendo que me sienta cansada y vea todo n***o, aunque lucho para no dormirme lo hago.
......
Oigo un ruido a lo lejos, mas bien muchos ruidos y cada vez son mas fuertes y mas cercanos aturdiéndome y dándome un dolor de cabeza intenso que me marea, frunzo las cejas cuando distingo que son gritos y llantos los ruidos molestos que escuchaba. Abro los ojos asustada y me siento de golpe mirando todo al mi alrededor, hay muchas mujeres, no puedo contarlas a simple vista, pero si veo que son de diferentes nacionalidades y todas histéricas a mas no poder, sin decir nada me siento bien analizando en donde estoy, hay muy poca luz y por lo que distingo estamos como en una bóveda, no muy alta y media pequeña para todas las que somos, realmente parecemos animales que van al matadero.
—¡Ey!. —me giro viendo a una chica rubia de ojos celestes—. A nosotras nos durmieron juntas. —la miro bien hasta que me acuerdo, fue la primera que quiso correr.
—Si, te recuerdo. —me paso la mano por la cabeza sintiendo dolor como si me hubiera golpeado—. ¿La chica que estaba conmigo la viste dónde esta?.
—Ahí. —miro donde apunta y Ruth esta hecha bolita en el suelo agarrando sus rodillas con fuerza hacia su pecho.
—¿Ruth?. —gateo hasta ella ganándome adelante tocándola con cuidado donde se nota que tiene una crisis—. ¿Ruth, me oís?.
—Intentamos hablarle pero está así desde que despertó, no responde a nada. —me siento a su lado abrazándola.
—No pasa nada amiga, estamos juntas en esto, no vamos a tener miedo si estamos juntas
—Acá hay comida. —entra una chica con unos hombres pequeñitos con carros.
—¿Te gustó la idea de traicionarnos no?. —la chica mira a quien le habló y niega.
—No estas en mi lugar, no puedes decir algo que no sabes, hablar sin saber es fácil. —se escucha un ruido raro y ella asiente—. Vamos... Coman así al menos no mueren de hambre. —se va y miro a todas sin entender.
—¿Ella es una de nosotras?.
—Nos traicionó
—Cuando despertamos ella no estaba con nosotras, después entró y resulta que es la amante de uno de ellos
—¿Y quiénes son ellos?.
—Yo los vi. —dice una con mas dramatismo del que debería tener, todas la miramos esperando a que hable.
—¿Y cómo son?.
—Son como los hombres de nosotros, solo que el doble de grande. —con lo que dice mas o menos puedo hacerme a una idea—. Son gigantes y muy musculosos
—Uufff... Creí que tenían tentáculos o algo de eso.
Con ese último comentario nadie más habla porque como que nos deja mas tranquilas respecto al aspecto que tienen, me quedo pensando en la situación en la que estamos, pienso en mis papás que deben estar muy mal creyendo que morí o algo por el estilo, mis lágrimas caen sabiendo que están solitos de ahora en mas y ya son muy mayores, porque sé que nunca mas vamos a volver a la vida que teníamos.
Pasan lo que creo que son diez días en donde la chica no viene sino los hombrecitos amarillos a dejarnos comida pero realmente nadie come porque parece vomito lo que nos dan, una sola se animó a comer y le agarró diarrea y no hay baño, nadie mas quiso comer mas nada.
Miro a todas mientras acaricio el pelo de Ruth que reaccionó y no para de llorar hasta que se duerme como en este momento, mi cabeza me mata y mis nervios están de punta al no saber si es día o de noche o la hora, me vuelve loca no saber que hora es y eso me esta consumiendo y el encierro me mata la cabeza donde no hay aire fresco para nada y realmente hay muchísimo olor en este lugar, las necesidades fisiológicas se hicieron presentes obviamente y debíamos hacerlo.
Estamos lo mas bien hasta que somos sacudidas con fuerza y una sirena nos ensordece en gran manera, grito tapando mis oídos mientras me hago bolita, estoy tan aturdida que hasta la vista se me nubla.
—¿Están todas bien?. —miro a Ruth que es la que me ayuda a parar.
—¿Estas bien Oli?.
—¿Y tu?. —la abrazo apretándola—. ¿Estas bien?.
—Un poco adolorida nada mas. —ayudamos a las que podemos pero muchas no lo lograron, el fuerte impacto y la inanición hicieron su trabajo lamentablemente.
—Necesito a una de inmediato. —quedamos todas en silencio cuando la chica entra—. Si ninguna se ofrece voy a elegir.
—Traidora déjanos solas.
—Bueno, voy a elegir entonces.
—Yo me ofrezco. —me paro dejando a todas sorprendidas.
—Ven entonces. —miro a una chica y le apunto a Ruth.
—¿La cuidarías?.
—Ve tranquila, la cuidamos por el favor de ofrecerte. —salgo de ahí pensando en que es como si me llevaran a la guillotina, me guía por unos pasillos.
—¿Cómo te llamas?.
—Luz.
—¿Es verdad lo que dicen?.
—Dicen muchas cosas. —la miro que está como si hubiera trasnochado, unos ojeras inmensas, cara de cansada sin decir que demasiado delgada.
—Que estas con uno de los que nos llevaron.
—Si, eso si es verdad. —abre una puerta y veo a los extraterrestres que dijo la chica que los vió, al principio no le creí pero ahora es exactamente como los describió, hay tres adentro y uno acostado, yo soy una mujer muy alta igual que Luz y ellos son inmensos realmente, haciéndome sentir diminuta, nunca había tenido esta sensación—. El rubio mas alto es mi... —queda pensando y se pone roja cuando el hombre se ríe y dice algo haciendo que ella se ponga mas roja—. Los otros son los hermanos, solo que el que está en la cama tiene una herida de hace tiempo que no se ha curado y con el ataque se le abrió y creo que esta infectada... Debes curarlo y hacer que despierte cuanto antes.
—Bien.
—Él es el mas fuerte de su clase. —creo que repite lo que le dicen los tres que están de pie—. Es un guerrero de elite
—¿Qué me quieres decir?.
—Que cooperes en todo y libera tu mente, nadie va ayudarte aunque así lo quisieran no podrían. —mis ojos se llenan de lágrimas porque entiendo que me dice que si quiere cualquier cosa debo aceptar.
—¿Estas en la misma situación?.
—Ahora no. —como les da la espalda me hace señas con los ojos que no diga nada—. Hazme caso y vas a estar bien. —me seco las lágrimas diciéndome que yo solita me metí en esto—. Entra, ahora te traen todo lo que crean que podrías necesitar.
—Bien.
Entro temblando ya que uno de los tres se queda, me acerco a la cama viendo al tipo que debo cuidar y dejar que haga conmigo lo que quiera, bueno, eso es si despierta. Está sin remera y con un pantalón súper ajustado, tiene un corte en el pecho que esta muy mal, súper rojo alrededor y donde esta lastimado esta casi n***o, eso me asusta ya que si esta necrótico no sé que puedo hacer, por lo que oí en la escuela una vez, eso va a operación así le remueven todo los tejidos muertos, pero en está situación no podría hacer nada, menos agarrar un cuchillo y cortar a alguien.
Limpio la herida con cuidado porque aunque este inconsciente le debe doler, me secuestró, no sé que va a hacer conmigo pero mi lado humano me dice que no le haga daño alguno, miro sus ojos cuando me doy cuenta que me mira, no sé cuanto me mira pero no me asusta para nada cuando sus ojos son como dorados como nunca ví nada; no hace falta tocarle la cara para saber que vuela de fiebre, desesperada pongo paños fríos en su frente pero nada que baja.
—¿Me entiendes?. —asiente sin dejar de mirarme fijo, me giro para hablarle al que se quedó viendo que no lo mate—. ¿Me ayudas a sacarle el pantalón por favor?. —se lo sacamos y desvío la mirada donde no tiene nada por debajo, es hasta que él lo tapa en sus partes—. ¡Gracias!.
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