—¿Me quieres decir que la señora Duquesa estuvo presente en el duelo? —Así fue. Ella disparó y evitó que ese infame traidor le matara a usted. Pero todo el mundo en París cree que fue Su Señoría el que hizo que el conde perdiera el brazo. El Duque miró con fijeza a su ayuda de cámara antes de decir: —¿El Conde perdió el brazo? —Le fue amputado ayer por la mañana, Su Señoría— dijo Hayes con evidente placer—. ¡No volverá a sostener ningún otro duelo ni a matar a nadie por la espalda, puede usted estar seguro! Una vez mas se dio la vuelta para continuar caminando hacia la puerta. —¡Espera!— ordenó el Duque—. ¿Está despierta la señora Duquesa? —La señora Duquesa se está bañando— contestó Hayes. —Entonces, dile a su doncella que quiero ver a su ama inmediatamente. Hayes titubeó. —No v