Sara se sentía fatal. En un arrebato de calentura dejó que Gabriel se la cogiera (y por el culo). Y, para colmo, le mandó fotos a João con la pija en la boca y la cara llena de semen. Se estaba haciendo la idea de que su novio la iba a dejar y eso la mortificaba. Le recordó a la vez que perdió un celular. No fue el aparato en sí lo que echó de menos. Eso lo pudo reemplazar, y por un modelo más nuevo. Lo que extrañó fueron las fotos y videos que tenía guardados allí. Era un material bastante comprometedor. Cuando lo tenía en su poder, no sentía un gran apego por él, aunque lo revisaba a menudo… en especial cuando quería masturbarse. Era mejor que el porno de internet. Verse a ella misma en situaciones sexuales le provocaba algo especial. Un par de días después de perder el celular sintió