Su profesora se recuperó antes de lo inicialmente previsto por lo que nuestro doble contacto s****l diario en mi oficina duró tres semanas. Pero como estábamos muy “entonados” y no pretendíamos renunciar a nada, decidimos trasladar las sesiones del mediodía a la tarde, al acabar de trabajar y mantenerlos en mi domicilio donde, además de los martes y los jueves, empezamos a quedar los sábados, los domingos y los días festivos por la tarde. Me encantaba verlas llegar sin sus uniformes y luciendo ropa ajustada, corta y sugerente que las daba cierto toque de golfas y que se pusieran de acuerdo para usar sujetadores menguados de tela y para suplir sus bragas por tangas. Mientras aquel par de cerdas seguían prodigándose en efectuarme felaciones por la mañana, por la tarde las penetraba vaginalme