Al acabar mis estudios universitarios tuve que volver a mi lugar de residencia habitual para no perder la oportunidad de iniciar mi actividad laboral desempeñando un trabajo que, para mí, le habían ofrecido a mi padre. En cuanto me hice con él y como no me apetecía continuar viviendo a expensas de mis progenitores, me aproveché de que era hijo único para convencerles de que necesitaba independizarme por lo que me cedieron un reducido pero acogedor y luminoso piso que era propiedad de mi madre y disponía de una habitación, salón, cocina y cuarto de baño, que se encontraba desocupado y que, inicialmente con su ayuda para lo más básico y más tarde con lo que iba ganando con mi trabajo, fui amueblando mientras seguía centrándome en mantener relaciones sexuales con maduras al considerar que el