Pero al intentar extraérsela, un par de minutos después de terminar de eyacular, me di cuenta de que el c*****o se encontraba acoplado a su intestino. Aunque había sufrido ciertos contratiempos de este tipo en algunas de mis relaciones, sólo habían sido unos conatos de “reclusión anal” y no me había encontrado nunca en una situación como aquella, por lo que Iris, que reconoció no tener mucha experiencia en recibir por el culo a pesar de que en su país las jóvenes solían perder la virginidad tanto vaginal como anal a temprana edad, se puso bastante nerviosa pensando que mi polla iba a permanecer en aquella dulce prisión e incluso, me llegó a comentar que sentiría mucha vergüenza si nos teníamos que desplazar acoplados y en bolas hasta la consulta de un médico para que me ayudara a extraer e