—Hija… ¿Qué hacés? Paulina… ay… calmate, no me hagas esto. Ay… Obviamente las lamidas no se detuvieron. Sara observó la escena anonada. Estaba viendo un genuino acto de incesto: una hija comiéndole la concha a su propia madre. —Sos una zarpada… —Lo sé —dijo Paulina, con una risita picarona—. Fue una de las experiencias más excitantes de mi vida. —Se ve que a tu mamá no le gustó mucho. —Ahí es donde te equivocás… Siguieron mirando el video y poco a poco los reclamos de Norma se fueron desvaneciendo. Su voz se difuminó en el aire y fue reemplazada por gemidos. Las chupadas siguieron y Hakim marcó un ritmo tan potente que Sara no podía entender cómo esa mujer no estaba llorando de dolor. ¿Cómo era posible que le entrara tanto? Paulina parecía estar cumpliendo una de sus más grandes fan