—No cariño, lo que tú quieras, decidas lo que decidas me parecerá bien, pero ahora no estamos en la cama, estamos tomando café ¡con leche! —le dije riendo los tres, volviendo a mira las tetas botar de Jazmín, que soltaban alguna gota de leche disparada al aire. Y agarro un pecho de Jazmín y lo empezó a mamar. Enseguida noto la leche salir y su sabor dulce, mi mano le acariciaba la espalda, Jazmín me miraba complaciente, y mordiéndose el labio de como la calentábamos, y estuvo un rato chupando con una mano en su espalda y la otra amasando el otro pecho de Jazmín. Jazmín ya no tenía vergüenza, gozaba con la preciosa Nerea comiendo su pecho, y sacándole leche golosa. —Joder que rica, tienes razón, deberían envasarla.— dijo relamiéndose. —Bueno, sin el envase, no es lo mismo. —le dije soba