―Está bien, te espero mañana, no hagas nada estúpido, ya hora que vuelvas a casa, son cuatro meses sin ti, es más de lo que dos alfas pueden permitirse sin su beta…
Escuche la voz de Kairós, abrí mis ojos y observe el enorme techo, aquel blanco, nada parecido a aquel en el que había despertado creo que esta mañana
No estaba segura, la cama en la que estaba recostada era igual de cómoda y podría jurar que igual de amplia, como sabía perfectamente que no era la misma
Observé a mi costado y lo observé, él, tenía su cabello revuelto, una de sus manos metida en el bolsillo de su pantalón de chándal, una camisa que se le pegaba a su pecho fornido
Él era la muestra magnánima de la belleza y elegancia a pesar de su despreocupada vestimenta, su expresión era seria mientras tenía la mirada pu
