Años atrás
||Karol||
—Me quiero morir— sollocé, esto era un desastre, la realidad había caído a mis hombros después de unas cuantas semanas en el aire, sin poder creer los acontecimientos vividos, no pertenecía a este lugar, no podía con aquellos hombres, quienes me pedían instrucciones a cada segundo.
Drago... mamá. Estaba sola en este mundo, ya no tenía familia, no pertenecía a ningún otro lugar que no fuera junto aquellos hombres con tatuajes, sin más que hacer mire su lapida, nadie hacia nada por encontrar al culpable, todos parecían haber olvidado que dispararon a mi hermano y que perdió la vida en una habitación desangrándose.
—Te amo Drago... Esto está siento difícil sin ti— susurré mientras me dejaba caer en aquel pasto, mi mirada estaba puesta en aquella fotografía que decoraba su lápida. La pérdida de mi hermano me sangraba, era la única que sentía ese dolor y al parecer nadie más lo entendia. —¡te extraño tanto!... No se que voy hacer sola, te necesito, te necesito tanto!— no controlaba mis lágrimas, tanto que me estaba ahogándome con ellas, mi realidad era terrible, al llegar aquel lugar; un infierno se liberaba, nadie me quería como jefa y lo entendía, era un asco.
A mis cortos quince años estaba sola en este jodido mundo, intentando calmarme solté un suspiro largo.
—Shawty se hace tarde— aviso el hombre quien me había acompañado como todos los martes, se preocupaba por mi seguridad... lo sabía, sin querer irme lo ignoré para seguir mirando la fotografía de Drago.
—Estoy muriendo— susurré con un tono tenso, sabía que terminaría de esa manera, ya que uno de esos hombres se estaba preparando para acabarme y tomar el mando. Era un secreto a voces...
—Llegó la hora, debemos irnos— ordenó el hombre serio, tenso... de cierto modo, él era el encargado de aquel bloque, sin él estaría completamente perdida.
—¿Podemos estar un segundo más?— pregunté al levantarme de aquel pasto. —aun no me quiero ir— confesé al tomar su brazo y recostarme en él, su postura era recta y sus expresiones eran sombrías propias de él.
—Ambos sabemos cómo están las cosas, es mejor para nosotros partir ahora— insistió al abrazar mi cuerpo, accedí sin dar un solo paso. —Se lo que sientes, pero yo estaré siempre para apoyarte... no debes pasar por esto sola— susurró para ambos, accedí sin otra cosa que hacer.
Maddox era el mejor hombre o eso creía, había sido mi primer amor y tal parecía que sería el único, la separación estaba fuera de nuestro radar al igual que la infidelidad.
—Está bien— cedí al caminar junto a él con dirección al auto, sabía lo que me esperaba... un recorrido en los mundos bajos, mostrarme frente aquellos jefes vecinos, mostrar ser alguien fuerte.
—Lo harás bien, yo estaré ahí— informó, lo estaría si él estaba también... él era la voz de mi bloque, todos lo conocían y respetaban más que a mí, yo solo era una molestia de la cual debían ocuparse cuanto antes.
[...]
—Siento tanto tú perdida, Drago era el mejor de su tiempo— accedí observado aquel hombre tatuado de pies a cabeza, de su parte no mostraba arrepentimiento... De mi parte solo mostraba falsedad.
—hagamos esto como cada semana— informó Maddox para brindarme un asiento en aquella mesa redonda, accedí mirando a todos los sujetos, eran más de diez hombres con armas bajo sus camisetas y capos a sus lados; odiaba esas reuniones. —Como se los he dicho antes, nada ha cambiado, todo seguirá igual— advirtió esté tomando mi hombro.
—No, nos lo debería decir la nueva jefa— bromeó uno ganando una mirada fría por parte de mi castaño.
—Las cosas seguirán siento las mismas— respondí esta vez como me había dicho Maddox antes de entrar al lugar. —Espero que las alianzas sigan siendo las mismas— Sentencié a cada uno de ellos, todos accedieron.
—es un honor tenerte en esta mesa, una mujer en más de seis décadas, ya era hora— informó un calvo para soltar una sonrisa sucia.
—Acabaremos a cualquier que venda su porquería en nuestro bloque, yo me encargare personalmente de llevarles la cabeza a sus pies— amenazo Maddox con un tono serio casi frío, era bueno en aquellas reuniones.
—vaya... ¿Quien lo diría?— bufó uno de ellos. —Esperaste la muerte de Drago para llevarte el premio grande, ¿eso no es traición?— tragué duro al oírlo, sabía que se refería a nuestra relación, todos lo sabían menos Drago.
—¿Molestó?— preguntó el castaño a su dirección.
—Por completo— lo miré por segundos causando una sonrisa torpe de su parte. —Debes disculparme— accedí para después ignorarle.
—Las cosas serán iguales, mi hermano eso hubiera querido— confesé sería.
—¿Sabes jugar póker?— me preguntó el más joven con una sonrisa sensual, era un hombre misterioso; su nombre era Timothée Lancer.
—Yo jugaré por ella— informó Maddox serio mirando aquel hombre sonreír mientras negaba.
—Tristemente solo los jefes tienes derecho a jugar— advirtió para tomar aquellas cartas con destreza, mis ojos se perdieron al verlo partitas en varias partes. —Es una pena Armani— siguió intentando enfadarlo.
—Entonces ella no jugará— giré para mirar a Madd, estaba molesto... furioso, quería destruir a ese sujeto por aquellas palabras. —Si, de esto se iba a tratar pudieron avisarlo—
—Tranquilo Armani, sabes que todos los martes son de póker... es como una obligación— riño un hombre mirándome tenso. —¿Sabes las reglas?— me preguntó.
—No— confesé, realmente no conocía de que formar se desquitaban con los perdedores, de algo estaba seguro y era que sería de una manera atroz.
—Es fácil, el perdedor recibirá un corte en el brazo y el ganador... tendrá cien mil grandes, sencillo— ¿corte?... el recuerdo de Drago con el brazo sangrante me llego a la mente, de esto se trataba aquellas heridas. —¿Asustada?— preguntó serio.
—No— mentí, claro que estaba asustada, era la peor en el póker, perdería... eso lo sabía. —Maddox tomará mi lugar— sentencie mirándolo con una sonrisa.
—La Jefa lo ha dicho— bromeo el castaño tomando asiento a mi lado, sin poder oponerse los aceptaron aquella petición.
—Bien, será entretenido— informó el más joven para sonreírle, todos eran lobos, ninguno era bueno... todos buscaban su propio bien. —Espero que puedas jugar la próxima vez— habló a mi dirección para repartir aquellas cartas, tragué duro al acceder repetidas veces; a esto se dedicaba Drago... Dios mío.
[...]
—nunca te dejaré sola— susurro mi chico mientras me abrazaba de una manera romántica, él era diferente al resto de eso estaba segura.
—no prometas— supliqué mirándolo fijamente, nuestras miradas decían más de mil palabras, no era necesario usar más para comunicarse, el sueño me estaba tomando prisionera gracias a aquel recorrido obligatorio de todas las noches. Aferré mis manos al torso de Madd, él era lo último que me quedaba.
—Vámonos lejos Shawty— me dediqué a escuchar sus planes a futuro, esos planes que terminaban como estar en el paraíso. —compraremos una casa, tendremos una hija, se llamará Shawdoxy— solté una pequeña risa al escuchar el nombre, era un nombre horrible incluso para mí. "Shawdoxy"
¡¿Quien se llamaba así?!
—Madd, nos tenemos que ir lo antes posible... la policía nos separará si nos quedamos aquí— mi voz fue desesperada, tenía miedo de perderlo.
Después de la muerte de Drago la policía investigaba el bloque, y todos estábamos en peligro, podíamos caer en cualquier momento, ya que en nuestras calles se vendían cualquier tipo de estupefacientes.
—Nos iremos mañana temprano cariño— no le creía, ya que me lo había dicho mas de cinco veces en la semana. Así que solo me dediqué a mirar la lluvia golpear con nuestra ventana. Después de la muerte de Drago había perdido nuestro departamento, fui obligada a mudarme con Maddox quien me ofreció su hogar des del principio. —Siempre voy a estar Shawty, aunque tú me odies... Yo voy a estar ahí, por que después de todo, nos pertenecemos por completo— me coloqué mejor sobre sus piernas para acceder lentamente, algunas veces era un romántico cautivo.
—¿por qué te odiaría?... Madd no podría hacerlo— solté con un gesto gracioso, amaba compartir estas noches con él, noche en todos discutíamos cualquier tema... Con un movimiento lento este se acerco a mis labios dejando un casto beso.
—El futuro es muy cruel, Shawty... Puede que mañana al despertar, ya no este contigo y tu estés odiándome— explicó para abrazar mi cuerpo y recordar mi cabeza en su pecho. —júrame que nunca dejaras de amarme— accedí sin pensarlo.
—Madd no digas algo como eso... tú y yo vamos a estar juntos por que nos pertenecemos por completo— susurré al unir mientras manos.
—te amo cariño— afirmó cerca de mi.
Y existe una pregunta sería... ¡¿En que momento?!
Actual
||Karol||
—Te traje para que hablemos, no hagas una estupidez, sabes que soy capaz de todo... me conoces lo suficiente para saberlo— amenazó, sin otra cosa que hacer me senté en aquella cama, era la misma habitación de la cual había salido minutos antes.
—Por favor déjame ser libre— supliqué al tener una oportunidad. —¿por qué me quieres aquí?— pregunté tensa al verlo colocarse frente a mí, su mirada era oscura.
—acaso no lo entiendes, estás aquí por qué de ahora en adelante vamos a estar juntos— explicó mientras se acercaba aún más a mí, una risa de su parte me hizo alejarme aun más de él.
—Me lastimaste Maddox... ¿Tú crees que voy a perdonarte por lo que me hiciste en aquella habitación?— pregunté irónica, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas iba a llorar de nuevo, lo que le hizo a Jason... Lo que me hizo a mí, me había destruido.
El hombre que prometió nunca hacerme daño... Lo había hecho de la peor manera.
—No quise hacerlo, fui obligado por las circunstancias— se excusó frente a mí para tomar mi mentón y alzarlo. Mi odio creía más.
—¡Estas demente!— grité al soltarme de su agarré y mirarlo con odio, era lo único que me causaba después de tanto vivido.
—No te atrevas...— advirtió agarrándome del brazo, sentí un dolor gracias a qué horas antes me había tomado de esa forma y lastimado.
La furia bailaba en el lugar, la tensión era demasiada como minutos antes junto a aquella chica llamada Palmer, tal vez terminaría con un disparo en el hombro como ella o... muerta en sus manos, eras eran las únicas opciones.
—¡Suéltame!— grité mientras trataba de soltarme, aquello lo había alterado aun más, causado que arrojara mi cuerpo sobre aquella cama siendo un animal salvaje. —¡Eres un monstruo!— exclamé intentando escapar de él. Al bajar de la cama intenté correr aquella puerta, debía salir... fue imposible hacerlo, por más que tirara de la manija esta tenía doble llave.
—¡Regresa aquí!— ordenó al señalar la cama, negué aterrada, causando solo más furia a su ser.
Estaba más que asustada; él era un psicópata... Y nunca debes estar sola con un psicópata. —¡AHORA!— volví a negar del terror que me causaba, mi cuerpo temblaba de la adrenalina.
—¡Déjame!— pedí al borde del llanto, con frustración lo miré caminar a mí sin decir algo más. —¡Aléjate!— insistí colocando mis manos en su pecho, iba a morir.
—Te vas a quedar aquí, sin comer hasta que aceptes tu nueva vida a mi lado— susurró cada palabra con cierto odio. —Tener estas discusiones no servirán de nada, no cambiará nada— hablo para tirar mi cuerpo al suelo y alejarme de aquella puerta por completo.
—¡No!— gemí de dolor al verlo salir de aquella puerta y escuchar el seguro ser colocado, están siendo privada de mi libertad, me tenía encerrada y no comería... moría de hambre, mi estómago rugía y mi cabeza dolía.
Grité como nunca en mi vida, con velocidad me coloco que nuevo en aquella puerta intentándola derribar con golpes.
¿Por qué a mí? ¿por qué a mí me pasaba esto?
Harta de no poder salir, la furia me tomó prisionera rompiendo todo a mi alrededor; Tire todo en el tocador o incluso tire al suelo aquellas colchas que adornaban la cama, patee las lámparas e intenté romper las ventanas algo imposible.
Al estar frente aquel espejo me observe por segundos, mi pecho subía y bajaba de la fuerza generada para destruir todo, mis ojeras estaban marcadas y mi cabello tenía un mal aspecto, era un asco. ¿Quien no lo era en un secuestro?.
Recorrí cada parte de mi cuerpo o incluso mis prendas en mal estado, no merecía esto... ese hombre me tenía que dejar libre, no podía obligarme a permanecer a su lado, no podía obligarme a vivir de esa forma.
Esta no podía se mi historia, y si lo era... de algo están segura y era que; No tenía príncipe azul, mi príncipe azul se había vuelto malvado... se había vuelto el villano.
Sin más me dejé caer en el lugar, al estar en el suelo observé la habitación... estaba destruida, un asco al igual que yo.
En esa posición miré la tarde llegar y desaparecer dándole oportunidad a la noche de brillar, en aquel momento mi mente estaba en blanco, necesitaba a mi mamá.
El lugar se encontraba oscuro, no había necesitad de encender las luces... prefería morir antes de aceptar la tregua con él, lo aborrecía.
El sonido de la puerta llamo mi atención en segundos, sabía que era él, pero a estas alturas ya no tenía fuerzas para pelear.
—Shawty— llamó en la oscuridad, en segundos el lugar se alumbro por completo, su rostro cambió de golpe cuando miró toda la habitación destrozada y entonces su mirada cayó en mí y no fue la más bonita.
—¡¿Que carajos has hecho?!— gritó mientras caminaba hacia mí, alce los hombros sin fuerza, un tirón de su parte me hizo ponerme de pie.
—¿Que esperabas?— pregunté sin humor.
—¡¿Que esperabas tu?!— preguntó agitando mi cuerpo. —Si crees que por hacer esto algo va a cambiar... Estás equivocada Shawty— amenazó a mi lado.
—te entregué lo más preciado de mi... te amé con toda mi alma— confesé cansada. —¿por qué me haces esto?— pregunté alejándome de él, miré aquellos trozos de cristal roto, era mi oportunidad.
—¿por qué te hago esto?... porque te amo— respondió llevando sus pasos a la cama donde se dejó caer sentándose, negué. Amor era todo menos eso...
Sin otra cosa que hacer tome aquel cristal con disimulo. —Prefiero morir antes de estar contigo— confesé mientras lo pasa de mi muñeca, rompiendo mi piel con brusquedad, con desesperación, la sangre fue escandalosa en segundos; ardía.
Bastaron segundos para que este se levantaba de aquel lugar para colocarse frente a mi, si poder reaccionar tomo mi muñeca manchándose de aquella sangre escandalosa que brotaba del lugar. Sus ojos me observaron sin entender aquella situación. Lo había hecho...
—¡j***r!— exclamó intentando ayudarme. —¡¿Qué mierda has hecho Shawty?!— gritó, mi muñeca estaba manchando de sangre sus manos incluso el piso. El mareo empezó... pronto sería libre.
—Prefiero morir— Repetí mientras cerraba los ojos y soltaba el cuerpo.
—Tú no morirás al menos que yo te mate— fue lo último que escuché para caer, pensé que sería la última vez que lo veía frente a mi.
[...]
Al despertar pensé por un momento que estaba en el cielo... que había muerto, pero no fue así, estaba en una habitación, era diferente a la anterior: j o d e r
Al estar más consciente me senté en aquella cama y dirigí mi mirada a mi muñeca la cual estaba vendada, a lado de mí tenía a Maddox mirándome fijamente.
El sujeto se encontraba sentado en un sofá n***o, su mirada estaba perdida al igual que su alma.
—Shawty— susurró mientras se incorporaba del sofá, en ningún momento lo perdí de vista, todo era confuso... al estar lo suficiente cerca tomó mi rostro entre sus manos. —No vuelvas a hacer algo como eso nunca más— insistió para ambos al juntar nuestras frentes, el asco apareció de nuevo.
—déjame libre— pedí... causando que esté se alejara y me mirara con molestia, al aparecer mis palabras le eran un fastidio.
—nunca— respondió como una voz firme, respiraba pesadamente. —Estoy harto de esas palabras, si vuelves a repetir otra vez la misma estupidez, yo...— Detuvo su amenaza al escuchar el sonido de aquella puerta.
De esta un hombre apareció en la escena, lo miré suplicando ayuda, pero fue inútil.
—jefe la habitación esta lista, se ha removido todo— se dedico a informar.
—Revisa su muñeca, esta sangrando— ordenó al dejarme tranquila y caminar a la salida. —No tienes permitido hablarle— amenazó al hombre que trabajaba para él, o eso suponía.
El chico se acercó y tomo mi muñeca, mirándola con curiosidad... —¿te moviste?— preguntó para deshacer el vendaje, su voz fue débil.
—No lo sé— contesté mirando mi muñeca, aquel vendaje era desecho y como una cicatriz con sangre seca fue vista. Esperé alguna otra pregunta de su parte, pero nunca llego, solo se dedicó a hacer su trabajo.
—¿Quien eres?— pregunté, a lo cual él me ignoró. —ayúdame— susurré para después sollozar. Este me ignoro de nuevo, no debía hablarme. —te lo suplico, ayúdame— volví a pedir... por fin el hombre hazlo la vista y miré sus ojos color cafés penetrantes...
—Lo.lo siento no puedo— susurró con miedo mientras cambiaba la venda.
—Te lo suplico— insistí.
—En verdad lo siento— sentenció informándome no suplicarle más, no se sentía... solo cuidaba de él, hacia lo correcto.
—descuida— solté, la puerta se abrió de golpe... Maddox.
—¿Que?— preguntó mirando al sujeto, este bajo la cabeza para desaparecer de lugar dejándome sola con aquel hombre de mirada penetrante. —¡¿Que le has dicho?!— gritó tomándome del mentón, su fetiche.
—Quiero ir al baño— pedí mientras me soltaba de su agarre para levantarme de golpe, debía huir de él.
—¡¿que te dijo el hijo de puta Shawty!?— insistió sin señalarme a donde dirigirme.
—Nada— contesté al no saber a donde dirigirme para estar segura, el temor volvió a aparecer.
—¡¿que te dijo?!— exclamó al tomar mi cabello y tirar de el. —¡responde!— volvió a exclamar, grité del dolor que causaban aquellos tirones de su parte.
—¡Suéltame!— pedí en llanto, debía dejarme libre.
—¡No me ha dicho nada!— grité al intentar soltarme de él, el dolor era demasiado.
—¡mientes!— vocifero al tirar mi cuerpo al piso. —¡Responde!— sentenció al golpear con sus piernas mi costado, perdí la cuenta después del tercer golpe por el dolor ocasionado... En la habitación soló se escuchaba mis gritos de dolor y los golpes. Era inhumano...
—Madd— la puerta se abrió dejando ver al sujeto llamado Dylan.
—¡¿que carajos quieres?!— grito Maddox alejándose de mi cuerpo por completo, solté jadeos de dolor al escucharle.
—Derian esta aquí— contestó el tatuado, su miraba nunca llego a mí y por error, está siempre estuvo con el jefe.
—j***r— exclamó una tercera voz, un hombre vestido de n***o me miraba con pena, en segundos aquel chico entro al lugar.
—¡¿quien te crees para...?!—
—¡La ibas a matar!— exclamó al acercarse a mí e intentar ayudarme. —tranquila— susurró para tomar mi cuerpo sin mucho esfuerzo.
—¡Derian!— amenazó aquel demonio con furia...
Cerré los ojos al sentir pesadez, mi cuerpo dolía como mil demonios... —¿como te llamas?.— interrogó serio, no lo quería ver... por aquella vergüenza, cargaba de mí para sacarme del lugar.
—Karol— susurré después de segundos.
—Karol... ¿que haces aquí?— preguntó confundió mientras me miraba.
—ayúdame— suplique mientras me aferraba a él.
—No va a pasar nada— trato de calmarme cosa que era imposible, con cuidado entro a una habitación.
—Estarás bien aquí— solo bastaron segundos para que aquella puerta se abriera y dejara ver a Maddox su mirada cayó en nosotros mi cuerpo estaba aferrando en aquel hombre, debía tanto al rubio.
[...]
Golpes, palabras en español... insultos en Alemán, fue lo que acontecido en aquella habitación, de mi parte solo pedía paz, el dolor que me causaba ese hombre era otro, ante mi voluntad este me llevaba a rastras por los pasillos, había golpeado al chico y a mí por intentar defenderlo.
—¡suéltame!— grite con dolor.
—¡eres una fácil!—exclamó defendiendo sus pasos frente a una puerta, sus agarres eran bruscos. —¡Eres una zorra!— insistí arrojándome dentro de aquella habitación.
—Ya no me lastimes— supliqué, con un movimiento brusco llevo mi cuerpo a aquella cama Perfectamente acomodada.
—Debes entenderlo— susurró al subir sobre mí, negué intento alejarme, había golpeado aquel hombre... me había golpeado. —Estarás conmigo por una eternidad— hablo mientras mordía mi cuello de una manera asquerosa.
—No... Maddox, por favor no— mis lágrimas salieron, sabia lo que iba a pasar... él era capaz de eso y de más.
—Me perteneces completamente— espetó desesperado al terminar de romper mis prendas, negué en llanto y lucha constante por ser libre.
—déjame Madd— supliqué mientras lo trataba de alejar.
—eres mía... me perteneces Shawty— jadeo una de tantas veces aquella noche.
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Y ella se acostó en esa cama, mientras las lágrimas rondaban por sus mejillas, no había nada que la calmara, se sentía acabada, rota, inútil y no te atrevas a decir que no has matado a nadie porque esa noche... La mataste a ella, me mataste a mí y terminaste enterrando todo lo que alguna vez sentí por ti...
Atte: Karol...
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