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Después de eso, no me anime a preguntar nada más sobre Benedict, no quería incomodar a Vincent, después de todo, me sentía una extraña invadiendo de cuenta nueva su espacio, así que me puse un par de auriculares y puse mi playlist favorita, pero había sido tanto mi estrés, que al final esa música me ayudo a quedarme dormida mientras observaba el paisaje de la ciudad. Cuando desperté, descubrí que los grandes edificios londinenses habían sido intercambiados por zonas extensas de campo y no solo eso, sino que llovía a cántaros y apenas se podía observar más alla de unos cuantos metros de donde transitaba el auto. Me quité el par de audífonos y entonces me percaté del sonido del agua chocando contra nosotros de forma tenue y tranquila, pero a pesar de ese paisaje digno de contemplar con una