¿Una cita?.

1019 Words
Tessa sentía su cuerpo presionado contra el de Jack, intentaba no mirarlo, solo quería ignorarlo, pero la sonrisa casi opaca de Jack le llamaba a la atención. —¿Puedes soltarme?. Parece que no ha sido suficiente para ti hoy— Dijo en un tono rendido. —Jamás va a ser suficiente para mí, desearía tenerte así toda la vida— Le respondió un un tono jocoso. El silencio entre ambos hizo que Jack la soltara, Tessa aprovechó ese momento para casi irse corriendo hasta la tienda de su mejor amiga. Tan rápido la puerta se cerró detrás de Tessa, Jack subió a su auto mostrándose muy complacido. —¿Tessa que pasa?. ¿Por qué estás tan agitada?— Pregunta a Maura preocupada. Antes de responde, Tessa intentó sobreponerse, se asomó por la ventana de vidrio y notó que el auto de Jack ya no estaba. —Jack no deja de hacerme sentir hostigada— Le dijo con seriedad . —¿Cuál es la razón?. ¿Que es lo que te hace?— Preguntó con una sonrisa pícara. Tessa la voltea a ver, la sonrisa de Maura se vuelve contagiosa para ella y es inevitable no acompañarla. —No deja de acercarse, y más porque la otra noche dormimos juntos— Confesó avergonzada. —¿Te acostaste con ese bombón?— Preguntó mientras la tomaba de la mano y la llevaba hasta un sofá. —Si, esa noche tome de más y terminamos en la cama, aunque no recuerdo mucho, pero eso pasó. —¿No recuerdas tu primera vez?. Porque ambas sabemos que no jajaja estado con ningún hombre— Le decía entre risas y sorpresas. Tessa no sabía si reír o llorar al recordar que jamás debió tomarse esa botella de vino. —¿Qué sientes cuando lo ves?. —Mucha confusión, es decir, ¿Cómo me pueden gustar los besos y sus caricias si no lo amo?— Preguntaba atormentada. Maura se llevó las manos a los labios, su cara de asombro lo decía todo. —Eso debe de ser porque te agrada, o te gusta mucho— Le respondió. Tessa se levantó del sofá, se sentía acorralada por las palabras de Maura y negaban insistentemente con la cabeza. —Jamás podría amar a una persona que me ha comprado— Dijo con seguridad. —Tessa entonces él no se debería enamorar de una mujer que se intercambia por dinero, por favor mide tus palabras, el día de mañana podrías decir que no puedes vivir sin él— Le aclaró Maura con seriedad. Tessa no podía enojarse por las palabras de Maura, al final ella tenía razón y ambos habían adquirido un negocio. Después de algunas horas, Tessa estuvo ayudando a Maura con las ventas, hasta que la puerta se abrió nuevamente peor esta vez no era un cliente. Jack que siempre lucía radiante, entró con una sonrisa que alumbraba el lugar. —Buenas noches— Dijo con amabilidad. —Buenas noches Jack— Quien respondió fue Maura. Jack la observó por un momento, su mirada intensa y decidida. —Tessa, ¿vamos a cenar algo? —propuso con tono casual, pero ella percibió la firmeza detrás de sus palabras. Tessa, sin dudarlo, negó con la cabeza. —No, gracias. Tengo cosas que hacer en casa, sola. —No acepto un "no" como respuesta —replicó Jack, acercándose y abriendo la puerta del auto para ella. —No pienso ir contigo a ninguna parte —replicó, cruzando los brazos. Sin embargo, Jack no le dio tiempo para más protestas. Con una suave pero firme presión en su espalda, la instó a subir al auto. Una vez dentro, Tessa se dio cuenta de lo que había sucedido. —Jack, en serio, no quiero ir... —su voz estaba teñida de exasperación, pero él ya había arrancado el motor y empezado a conducir. El silencio entre ellos se volvió tenso. Tessa miró la puerta y decidió actuar. Tessa no dudó e intentó abrirla para saltar del auto en movimiento. Pero al jalar la manija, descubrió que las puertas tenían seguro. —¡Jack! —gritó, frustrada. —No quiero que te lastimes, Tessa. Mejor relájate —dijo Jack, sin apartar la vista del camino. Ella bufó, cruzando los brazos de nuevo mientras miraba por la ventana, resignada a su destino. Después de un rato, el auto se detuvo en un pequeño restaurante junto a la playa. La vista era impresionante: las olas rompiendo suavemente contra la orilla, el sol comenzando a bajar en el horizonte, y una brisa cálida acariciando su rostro. Jack salió del auto y se dirigió a su puerta para abrirla. —¿Vienes? —preguntó con una media sonrisa, extendiéndole la mano. Tessa sabía que no tenía otra opción. Suspiró y tomó su mano, bajando del auto con resignación. Cuando llegaron a la mesa, ella no pudo evitar imaginar cuántas otras mujeres habían estado en esa misma situación, en ese mismo lugar. Con un tono sarcástico, comentó: —Me imagino que este es tu lugar favorito para impresionar a tus citas. Debes haber traído a muchas mujeres aquí. Jack la miró, sorprendido por su comentario, y luego, con una seriedad inesperada, respondió: —En realidad, eres la segunda persona que traigo aquí. Tessa lo miró, tratando de descifrar si estaba diciendo la verdad o si solo intentaba suavizar la situación. Sin embargo, en sus ojos vio una sinceridad que la desarmó. Bajó la mirada, sintiendo una mezcla de confusión y vulnerabilidad. —Bueno... entonces, gracias —murmuró, sin saber qué más decir. Jack sonrió, relajando la tensión con su habitual confianza. —No tienes que agradecerme. Solo disfruta de la cena. Se quitaron los zapatos para caminar sobre la arena de la playa, había una mesa que parecía estar en un ambiente espontáneo. —Me gusta mucho este lugar, es relajante y creo Tessa, que es lo que necesitas— Dijo en un tono retador. —¿Relajarme?. Jack sonrió, pasó su mano por su mejilla y tuvo un pensamiento dentro de sí mismos. “Siempre estás a la defensiva”.
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