No, no

1633 Words
–No puedo creer que te embriagaras en pleno baile, aunque debo decir, y admito que sirvió mucho –dijo Lana al caminar al ascensor –sí, yo tampoco, pero mira el lado bueno, todo ha terminado, tú tienes dinero y yo tengo dinero es todo –dijo y entraron el ascensor algo torpes chocando una con la otra y muriéndose de risa, estaba felices, no solamente habían cobrado por la hora que habían contratado sino por una más que sería netamente para ellas, claramente estaban de buen humor. –lo que no puedo creer es que te embriagaras con cuatro vasos de Whisky, ¿de verdad eres tan débil para beber? –preguntó con gracia. –tú no tienes idea lo que tuve que hacer, en esa habitación estaban los dos hombres que más he odiado en mi vida –balbuceó con la mirada perdida, el efecto del licor empezaba a tener más fuerza en ella –y lo hice porque necesito el dinero, el dinero que tú cobraste y yo también, y lo necesitábamos las dos –se tambaleaba de un lado a otro y un poco también lo hacía Lana, pero todo era gracioso así que solo reían sin parar, aunque Lana pudo saber un poco mas de ella. Algo que nunca se quitaba Isabella sin importar el día, la hora, el lugar o lo que hiciera, era la pulsera que su madre le dio y fue lo primero en lo que se fijó cuando el ascensor volvió a abrirse al llegar a recepción, y las dos salieron de allí. –¿Qué sucede? –preguntó Lana mirando a Isabella, se veía desconcertada. –nada, eso es lo que... –siente unas inmensas ganas de vomitar y lo notó Lana. Antes de que pudiera volver a preguntar algo o indagar más en el asunto, el teléfono de Lana sonó. –¿Qué pasó?, ¿qué, no es cierto? –dijo Lana mirando a Isabella y a su vez miró la puerta de salida. –¡Bien!, no me tardo, estoy allí en cinci minutos. No dejes que se duerma. –dijo y mira a Isabella. –¿te sientes bien?, llamaré un taxi, debemos irnos rápido –dijo Lana ahora angustiada por la llamada que recibio, e Isabella se veía lenta desconcertada y algo tonta. –No, yo... –miró su mano, intentaba procesar que había perdido nuevamente la pulsera. –voy al baño –dijo y empezó a caminar, pero Lana no podía quedarse tranquila sabiendo que estaba algo ebria. –¡no! –se quejó. –¿no puede ser en tu casa?, tengo que irme –insistió. –estoy un poco ebria, tan pronto como vomite se me pasará, es todo... –dijo Isabella. –haz lo que tengas que hacer, vete, te escribiré cuando llegué a casa –dijo y sin más opciones Lana salió corriendo aún con el maquillaje y la peluca, ni siquiera le dio tiempo de quitárselo, algo que planeaba hacerlo cuando bajaran del ascensor y pudieran ir al baño qué fue lo que hicieron al llegar. Isabella estaba demasiado ebria, pero algo era cierto, tenía que ir al baño quería vomitar, pero también tiene la urgencia de encontrar su pulsera, así que tan pronto como Lana se fue en el taxi que paró enseguida en cuánto puso un pie fuera, ella regresó al ascensor que ni siquiera se había cerrado todavía. Sabía que era mala idea regresar a la habitación donde estaban los chicos ahora disfrutando solo entre ellos una comida, pero quería encontrar su pulsera y sabía que era la única vez que iba a poder estar en ese hotel, puesto que era muy costoso y tenían que tener permiso para entrar y ya que estaba dentro, no iba a salir sin su pulsera. –No puedo creer que ni siquiera la miraras a las bailarinas. –renegó Baram entre risas comiendo unas botanas y tomando algo de licor –estaban muy sexys en verdad, el matrimonio te tiene ciego. –dijo palmeando su hombro y todos empezaron a reír. –Está enamorado, es normal. –suspiró. –Por eso se inventaron las despedidas de solteros, para que los amigos del novio puedan disfrutar –dijo James también un poco ebrio. –eso ni siquiera es cierto –dijo Mark tomando un par de botanas de la mesa. –y por cierto, no deberían haberse embriagado. No puedo creer que nadie se mantenga sobrio –dijo sacudiendo sus manos. –Pero hay que admitir que fue muy divertido verlos bailar a todos alrededor ñ, parecía que fuese una fogata y ellas fueran las brujas en la hoguera. –dijo a Drake entre risas. –Por cierto, ¿por qué no está aquí tu papá y todos los señores? –dijo Jetro desde el sillón donde estaba. –¿De verdad creíste que iba a tener a su suegro aquí? –preguntó Baram aún entre risas, todos se habían divertido en verdad. –No puedo creer siquiera que hubieran traído bailarinas, ¿vieran sus diminutos trajes? ¡por Dios!, si alguien sacó fotos de eso, les juro que los voy a atropellar –empezó a amenazar Enzo señalando a todos en manera aleatoria –porque si mi mamá se entera que yo estuve en un baile como esos, me va a sacar de mi habitación –dijo olvidando por un segundo que cuando estuviese casado no necesitaría una habitación en casa de sus padres, pues tendria la suya. –Yo necesito una habitación –se levantó Jetro algo torpe. –claro, puedes tomar el ascensor y hay una habitación designada para cada uno. A decir verdad pensé que cada quien seguiría con las chicas, o pediríamos más –dijo Barám entregándole una tarjeta para el acceso a la habitación sacando de su bolsillo. –¡Estás loco! –dio un brinco Enzo. –¿creíste que tendríamos sexo con las bailarinas? –preguntó indignado– estoy a punto de casarme, ¿como se te ocurre siquiera pensar eso. –bueno ustedes no, pero yo sí quería –dijo uno de los chicos, amigo de Enzo. –Pero nadie más lo hizo, así que pensé que de pronto solo eran bailarinas y no quería ofenderlas, se veían muy lindas y bailaba muy bien, así que no quería ofender su trabajo –dijo algo ingenuo entre risas y todos empezaron a reír, puesto que era claro que él jamás había contratado bailarinas exóticas. –y claro que las ibas a ofender, ¡idiota! –le dio un monotazo en la cabeza Jetro el chico. –¿Acaso no te diste cuenta que solo son bailarinas? –se encogió de hombre mientras caminaba la salida. –de lo contrario se habrían lanzado sobre mí, siempre es sobre mí –dijo ególatra, ha más no poder, lo que James le molestó. –o nosotros –levantó la voz levantándose también del sillón –ya que realmente somos idénticos, literalmente –resaltó –tenemos la misma cara, idiota –dijo lanzándole una servilleta. –bueno es claro que todos están ebrios –dijo Enzo haciendo el papel de papá responsable, ya que en realidad él era el único sobrio en el lugar además de Drake, pero Drake era todo menos maduro. –yo me voy, ¿alguien quiere que lo lleve?, podemos enviar por el auto después –preguntó y James levantó la mano. –Yo iré contigo, pero no podemos ir a casa de mamá, porque seguramente se va a enojar y nos va a regañar porque ella es muy buena regañando, y muy buena haciéndonos sentir como unos malos hijos cuando hacemos las cosas mal –empezó a divagar mientras caminaba con Drake a la entrada, casi siguiendo a Jetro. –Yo no iré a casa yo me quedaré en la habitación de abajo dijo tomando la tarjeta de varón quien aún tenía la mano extendida y no se había dado cuenta así que si no les importa nos veremos después dijo pero enso lo detuvo James y Drake salieron de la habitación algo tambaleantes ya que Drake trataba de mantener en un camino recto y entraron a uno de los ascensores puesto que el otro aún estaba ocupado –¿oye estás bien no te ves bien. Estás ebrio –dijo Enzo preocupado sabes qué miró la mano de eso sosteniendo su brazo y la quitó con sutileza tú te vas a casar y serás muy feliz con la mujer que amas nadie te la va a quitar o vendrá a besarla mientras tú la ves así que disfruta eso sé feliz y felicidades por tu boda la tomó por los hombros pero como el buen hermano que soy y debo ser lo miro a los ojos aún algo titubeante si le haces algo a mi hermana llorar o la hace sentir mal con lo que sea la próxima que manejara será una silla de ruedas y eso en el mejor de los días advirtió y en su sonrió algo incómodo no esperaba tal advertencia o más bien dicho amenaza –sí creo que esta es lo suficientemente híbrido como para tambalearte pero muy cuerdo para saber que me voy a casar asintió quieres que te acompañe a tu habitación –preguntó –no dijo rotundamente a decir verdad Me encantaría encontrar una hermosa mujer camino a la habitación y pasar lo que resta de la noche con ella a María hacer eso –dejo y eso sonrío –bueno por lo menos intentarás pasar la noche con alguien aunque hace alguien sea una almohada de hotel –dijo y ambos rieron separándose por fin cada quien por su lado ya que eso aún debía despedir a los invitados quienes algunos eran compañeros suyos
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