Todo mal

1336 Words
–Se metieron a robar al lugar y estaba solamente el jefe. –dijo cubriendo por fin una especie de corte o algo peor que emanaba sangre de su brazo. –así que es probable que se abre el bar en un par de días o tal vez más, así que ve y haz lo que dijo el jefe. –dijo con cierta pizca de frialdad, lo cual a Isabela le sorprendió, pero no quiso resaltarla en ese momento, sobre todo porque aún estaba en alguna especie de shock y tenía una buena relación de amistad con Mauricio. –Roman... sé que dije que iría, pero... –intentó negarse a última hora, la idea de ir y bailar para probablemente viejos obesos que lo único quería que tirar dinero y babas como acostumbraban, no le agradaba del todo. Pero si algo sabía Mauricio era que si Isabela no volvería a trabajar en el lugar y va a necesitar dinero, y ese baile privado le dejaría muy buen dinero con el que podría sobrevivir por lo menos los días que va a estar desempleada o hasta que consiga algo mejor. –Escucha bien lo que digo. –se levantó Mauricio y la tomó por el brazo sacando la prácticamente arrastras del bar, pero en el camino le iba dando una regañada necesaria. –Harás al trabajo que se te dijo, ese que te mandó el jefe, no volverás aquí a menos que él te llame, todo esto de aquí no es nada, pero el jefe está herido y tal vez no tengamos a quién más poner al frente, sabes que el jefe es desconfiado hasta con su sombra, entonces... por favor, solamente haz el show con quien hayas elegido, y luego ve a tu casa, cuando el bar esté otra funcionando te volveremos a llamar, a las chicas... nadie va a venir a trabajar hasta entonces. –dijo caminando deprisa, mirando por todo el lugar al abrir la puerta, su comportamiento era extraño ya que primero salió él y observó a todos lados, esperando muy ansioso no ver a nadie. –¿Qué sucede?, ¿crees que volverán? –preguntó y esto alertó de una manera desconcertante Mauricio pero él reaccionó rápido intentando disimular lo mejor que pudo. –No hay nada que preocuparse, pero seguramente el jefe tendrá un par de días de reposo y reparaciones de lugar, ya sabes... lo normal. –disimuló con una sonrisa como si disfrutara el golpe que le dieron a su jefe. –se lo merecía después de todo, ¿sabes lo holgazán y tacaño que es?, un robo no es nada –se encogió de hombros para tranquilizar a Isabella y lo consiguió, porque solo entonces ella asintió y se fue como de costumbre. Muy superior, aunque no hubiera querido tenía que hacerlo, así que tan pronto como regresó a su auto llamó a su compañera de trabajo, la única que estaba dispuesta a ir con ella a la despedida de soltera, ya que deberían arreglarse e ir juntas, aunque no esperaba que ella la invitara a su departamento, pero después de lo que había pasado con Tara ya no era buena idea ser tan cercana con personas de su ambiente laboral así que quedaron en llegar las dos a un parque cerca de la dirección que les habían dado , lo cual era muy buena idea ya que el parque era muy visible, porque el hotel al que tenían que ir estaba en todo el centro de la ciudad. Mauricio se quedó de pie en la puerta hasta ver que Isabella subiera al taxi, cuándo por fin no eso y solo entonces cerró la puerta, pero se aseguró de dejarla muy bien cerrada y regresó de nuevo con su jefe. –¿Sospecha algo?, ¿le dijiste algo? –pregunta enseguida entre alaridos y gritos. –No señor, no le dije nada –dijo enseguida volviendo a tomar otro pedazo de camiseta para su herida en la pierna, haciendo la función de vendaje. –ella suele hacer muchas preguntas siempre quiere saber cosas, y estoy seguro que hizo muchas preguntas, ¿qué le dijiste?, ¿qué le dijiste del lugar?, no quiero que vuelva aquí, no quiero que vuelva jamás –dijo preocupado intentando alcanzar su teléfono. –debo hablar con su madre, debo advertirle lo que pasó. Ella no puede volver por aquí. –dijo embarrando con sangre todo a su paso. –ella no volverá, no tiene que preocuparse –se adelantó a decir y Román desistió de tomar el teléfono. –¿porque qué?, ¿fue lo que hiciste?. ¿Qué le dijiste? –volvió a insistir preocupado tomándolo con fuerza de la camisa era tanto su dolor y miedo de que hablara de más que realmente ya no lo toleraba, estaba demasiado preocupado. –Le dije que estaría cerrado el bar por un par de días, que intentaron robar el lugar y que sus heridas eran un poco graves, pero que cuando abriéramos el lugar llamaríamos y que nadie trabajaría hasta entonces. –apresuró a decir negando con la cabeza, él estaba aprendiendo demasiada sangre y Mauricio no podía hacer nada, no importa cuánto lo intentara. —Señor debe ir a un hospital –dijo viendo que la herida de su pierna no dejaba de sangrar. –¿y qué les voy a decir?, que un infeliz que quiere a una de mis... –negó con la cabeza y gruñó, ni siquiera se atrevía a decirlo. –jamás podría entregarle a Isabella, no a ella, no soy tan canaria como parezco, juro por Dios que no, pero te lo juro que estuve a punto de hacerlo, él me habría matado... –se lamentó entre quejidos permitiendo asesora por unos segundos ser vulnerable, sus ojos enrojecieron rápidamente. –Lo sé, sé porque le importa tanto, no tiene que decírmelo, usted sabe que yo lo sé, pero insisto... tiene que ir a un hospital, no se puede quedar aquí, las heridas no dejan de sangrar y no importa cuántas vendas le ponga o intente apretar la herida, sigue sangrando. –insistió ya llegando al desespero, él se veía mal, la sangre no dejaba de salir y Mauricio ya no sabía qué hacer. –llama a mi ahijado él podrá cerrar esto y encargarse de todo, pero que nadie le avise a Isabella qué lugar seguirá funcionando, ella no puede saber cuándo volvamos a trabajar y tampoco debe volver aquí o ese desgraciado la va a encontrar, y Tina jamás me lo va a perdonar. Yo tampoco me lo perdonaré jamás, no le puedo hacer esto a ella... –insistió con cierta dificultad para respirar, se empezaba a ver adormilado. –Pero sabe que en algún momento va a volver, no tiene dónde ir o de qué trabajar, sabe que volverá –dijo preocupado porque Román empieza a verse mucho más pálido de lo normal y en la manera de respirar se ve fatigado. –Para cuando ella vuelva y solo si lo hace, le diré que está despedida. No lo sé, ya pensaré en algo para sacarla de aquí, ella no puede volver a trabajar aquí, buscaré la manera de sacarla de esto, fue una mala idea desde un principio y sigue siendo una mala idea –dijo a este punto ya casi desmayado, por lo que Mauricio muy en contra de la decisión de lo que le ha dicho Román o mejor dicho, lo que ha evitado decir, lo tomó lo mejor que pudo y lo sacó del bar mientras llamaba a su ahijado, ya que él podía ayudarlo, de lo contrario tenía que dar muchas explicaciones a la policía heridas de bala no se puede justificar fácilmente no cuando trabajas en un bar. –ella no... yo jamás la entregaré a ella... –balbuceava Román mientras Mauricio lo llevaba con él. –yo siempre te cuidaré pequeña, Yo te cuidaré. –con esos últimas palabras antes de quedar inconsciente por la pérdida de sangre.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD