–Ahora ve tras él, no se te ocurra dejarlo escapar. —dijo Tina muy entusiasmada. Por lo por lo poco que podía haber del hombre que había pedido la mano de su hija, era que ese definitivamente era su boleto de salida de la situación en la que estaban, era joven apuesto y definitivamente tenía dinero, además de ser demasiado honorable para rechazarla en el altar o peor aún rechazar una promesa, no podía dejarlo escapar, y haría lo que fuera para que su hija tampoco lo hiciera.
Isabella no quería hacerlo, la sola idea de estar cerca de la familia que tanto daño le hizo la revolvía el estómago de una manera atroz, no tolera la idea, pero no era algo que le diria a su madre, sin embargo, ahora tenía que buscar a alguien más. Aunque ese es otro dilema, ¿dónde conseguir un nuevo prospecto en tan poco tiempo y peor aún que quiera casarse.
–Tienes razón iré a hablar con él. –dijo besando la frente de su madre, y salió corriendo de la habitación, tenía que fingir que iría tras Jetro.
Diría que mi corazón es necio al no poder cumplir la promesa que le hice a mi madre con respecto a la familia de desgraciados que nos arruinaron la vida, pero lo haré a mi manera, lo haré con mis métodos, y estar cerca de esos infelices no es parte del plan, no del nuevo.
Isabella ahora que sabía quién era su familia no quería saber nada, ni tener ningún tipo de trato con él. Tenía que salir e ir a su departamento por varias cosas, ya que ahora que no tiene un prometido con dinero ni absolutamente nadie que la saque la situación en la que está tenía que volver a trabajar en ese bar de mala muerte en el que solamente vendía su imagen de la manera más grotesca, volver a su vida que tanto odiaba.
Tenía que recoger su ropa, su auto y varias prendas par el show que le había ordenado hacer su jefe. No estaba feliz con la idea, pero ahora necesitaba dinero, sobre todo porque debía empezar de nuevo.
La idea de tener que empezar de nuevo y volver a buscar a alguien con dinero, sobre todo volver a conseguir el dinero necesario para mantener otra vez en la deuda de su madre, no era muy fácil, tal vez de pensarlo, pero no de hacerlo.
–Señorita... –dijo una de las enfermedades en cuanto la vio salir.
–sí, dígame. –se acercó enseguida a la estación de enfermería, suponiendo que se trataba de su madre.
–El día de mañana tienen que reunirse los pacientes de prueba y sé que usted siempre dice que tiene que trabajar, pero es necesario que usted esté presente, sobre todo porque es la paciente cero, y hay par de cosas que el doctor espera halar con usted. —dijo y esto la preocupo, se supone que su madre mejoraba, ¿porque quería hablar con ella precisamente?
–¿a qué hora? –preguntó sacando enseguida unas notas adhesivos.
—Será en la mañana, después de la rondas de médicos. —dijo e Isabella asintió, entró de prisa al ascensor en cuánto las puertas se abrieron.
Tenía muchas cosas en mente, cómo los problemas, la promesa que la escuchó hacer a Jetro, y claro que quería saberlo, pero no lo quería cerca.
–¿Las cosas mejoraron para usted? –preguntó con cierta timidez el médico que estaba con ella en él ascensor y ella no lo había notado ya que estaba cabizbaja y algo triste por todo lo que tenía que pasar y hacer para complacer a su madre, y al mismo tiempo evitar que su estado empeore.
–¿Qué? –preguntó algo sorprendida, levantó la cabeza y la mirada hacia él y solo esta vez pude verlo bien, era alguien simpático, realmente podría ser modelo además de ser más alto de ella por lo que tuve que me llegaste a regalo que le prestaron Gracias a ella y tierno a él.
–Ah lo siento, disculpe, no quise ser atrevido, solo fue curiosidad, ahora parece verse mejor, tal vez algo distraída y preocupada, pero parece verse mejor... –negó avergonzado. –solo sentí curiosidad sobre si mejoró esa situación para usted. No le voy a preguntar toda la respuesta, sería demasiado invasivo, solo esperaba un sí, o un no. –asintió suplicando para sus adentros que el tiempo pasará rápido, y las puertas del ascensor te abrieran, ya que estaba avergonzado.
¿Es una locura? —pensó y sonrió. –¿Qué clase de loco pregunta o se preocupa así por una desconocida, pero responder y tal vez saciar su curiosidad no era malo.
–No tanto como quisiera. –dijo con la certeza de que no volvería a ver a aquel extraño, aún sabiendo que era médico, y que su madre prácticamente vive en un hospital. –pero todo tiene solución, menos la traición y la muerte. —dijo y esto fue tan fulminante que bastó para que el ambiente fuese incómodo.
–soy Drake. –tendió su mano, pero Isabella ni siquiera se inmutó, todo lo contrario.
Las puertas se abrieron y ella salió del ascensor sin mirar atrás, caminó de prisa y detuvo el primer taxi que vio.
–Tenemos que hablar. –dijo Jetro tomándome del brazo haciéndome girar con cal fuerza que tuve que apoyarme en el para no caer.
—¡Metiste! —gruño furioso Jetro. Se podía ver la molestia en su rostro, por primera vez le estaba viendo a ella cómo vio a los hombres que la golpearon y era un poco escalofriante.
Isabella estaba en shock, no supo que decir o como reaccionar, Jetro frente a ella, con un papel en sus manos.
—¡Suéltame! —gritó enseguida haciendo todo por soltarse de su agarre, esto lo sorprendió y sabía que con lo delicada que era le dejaría una marca, odia las marcas en su cuerpo.
La soltó enseguida, no la quería lastimar, pero estaba tan furioso que apenas y podia controlarse.
–No eres menor de edad, y no eres tan inocente como dices ser. —espetó mostrándole la factura del p**o que él había hecho, allí no solamente reflejaba el nombre y apellido de ella sino que también se reflejaba su edad, aunque afortunadamente para Isabela por ningún lado aparecía el nombre de su madre.
¡Demonios!. ¿Qué se supone que hago ahora?
–No, no lo soy. Mentí. —Soltó con tal descaro que lo enfureció más. Sabía que si decía la verdad él desistiría del matrimonio, y así no tendrá que mentirle a su madre al decirle que él la dejó. —Quería un matrimonio por dinero, tu tienes mucho, mal habido, pero tienes mucho. —dijo déspota. —ahora lo sabes, es todo. —volvió a levantar su mano para detener otra taxi, mientras él estaba allí, enmudeció por su descaro.
Sí, me voy a vengar de todos y cada uno de ellos, pero lo haré desde el anonimato, estoy tan asqueada que no los quiero cerca, a menos que eso sea con un arma y una bala con su nombre. Los odio y eso no va a cambiar. Ahora sé donde viven, y sabré dónde y a quién buscar.
—No vuelvas a este hospital, o te voy a denunciar por acoso, s****l para hacer más famoso el caso en contra de la fraudulenta familia Jerome. —dijo al verlo unos segundos antes de subir al taxi.
Jetro habia escuchado muchas cosas respecto a su familia, muchos chismes en periódicos o revistas sobre ellos, sobre cómo su padre había obtenido el dinero o la clase de familia que era, y la clase de cosas que eran capaz de hacer los Jerome, pero siempre decidió hacer caso omiso a todas ellas, pero ahora alguien con quien estuvo a punto de pasar por un juzgado le había dicho esto y de alguna manera esto le afectó, lo desconcertó tanto que ni siquiera supo cómo reaccionar, al punto que ni siquiera pudo detenerla para que no subiera el taxi.