MI NUEVA VIDA

2148 Words
Desde niña no he sido del todo normal, no soy la típica chica que todos querían con ella, o la más popular, mucho menos la más bonita, a mi parecer, tenía una vida normal, algo inocente pero normal, o bueno no tan normal, es algo perturbadora, ya que mi condición lo merita. Mi nombre es Elizabeth Moon, pero algunas personas me llaman Eli, tengo una condición que me domina, a mi parecer, mi madre siempre noto que era diferente, siempre obediente, callada y alejada de todos, solo tenía un defecto más, era muy sincera y no podía mentir, cuando tenía 6 años me diagnosticaron síndrome de asperger, si les digo que recuerdo muy bien aquella época les estaría mintiendo, solo recuerdo cosas leves de mi niñez, sé que un día mama  y papa discutían por las constantes burlas que me hacían en el colegio. —Esa niña tiene un problema Antoni, no es normal que siempre este encerrada leyendo libros estúpidos, porque no puede ser como su hermana, ¿qué dirán mis amistades?, creerán que está loca— gritaba mi madre caminando por la enorme sala de estar con un cigarrillo en la mano—. —Ya déjala en paz, no te permitiré que la lleves a ningunos de esos psicólogos, siempre le haces caso a las amigotas superficiales que te gastas, ella solo es diferente,—le respondió mi  padre calmado tratando de defenderme ,diciendo lo último con la voz aún más baja—. Y te lo advierto si me entero que la llevaste algún lado sin mi consentimiento tendremos serios problemas. Mi madre era una persona como les podría decir, superficial, nunca estaba en casa y siempre me comparaba  con mi hermana Emilia, pero a pesar que era muy distinta a mi hermana, ella era la única persona que realmente me quería, papa era más dulce pero sus viajes de negocios siempre lo hacían estar lejos de casas dejándome vulnerable a las decisiones de mama. — ¿Que escuchabas Eli? — tomo mi delgado brazo provocando un dolor punzante por sus uñas largas, y unas lágrimas que no deje que salieran de mis ojos, jamás me iba a ver llorar. — escucha bien niña mañana iras al colegio y vas a interactuar con todos los hijos de mis amigas si no te encerrare en un psiquiatra para siempre. Baje la mirada al notar sus desgarradoras manos alejarse de mi brazo subí las escaleras para disponerme a dormir, en el colegio siempre se burlaban de mi por ser la niña rara de las que todos hablaban y mis profesores, como mi madre intentaron obligarme a interactuar, cosa que jamás logre, en cada pasillo se escuchaba decir Eli es la rara, Eli es la torpe, Eli es esto, Eli es aquello, estúpidos niños de pocos patrones, siempre los ignoraba y me enfocaba a dibujar, que por cierto amo dibujar. Pero eso no es lo realmente importante, lo que quiero contarles fue cuando fui vendida, si vendida y no una vez, sino dos veces. Llego el peor día de mi vida, o tal vez el mejor, mama estaba acostumbrada a lujos, dinero carros últimos modelos cada año, y una que otra vez sus operaciones de estética personal como solía decirle, y por nada en el mundo iba a permitir que los malos negocios de papa influenciaran en la vida de reina que ella llevaba. Cuando tenía 15 años llegaron unos hombres a casa a cobrarle una deuda a mi padre, pero como el cobarde no estaba, siempre creí que él sabía que vendrían por él y por eso no llego a dormir a casa esa noche, mi madre se encontraba en la planta baja maquillándose para una reunión de “amigas” mi hermana Emilia dormía a un lado de mi cama. Decidió esa noche dormir conmigo era muy asustadiza y la película que había visto horas antes le había causado temor, yo por mi parte leía un libro de amor de una escritora de Dreame y Sueñovela, que por cierto también me encanta la lectura, los gritos de mama se escucharon en la mansión de papa, baje las escaleras cuidadosamente y me percate que la tenían arrodillada preguntando por los papeles de la casa y otras pertenecías, que eran dinero, joyas, y muchas otras cosas más prácticamente nos habíamos quedado en la calle, mama apenas me vio fue como que un bombillo alumbro en su retorcida cabeza. —Si la consideran valiosa, cóbrense. — dijo haciendo iluminar la cara de unos de los matones que comenzaron a aproximarse a mí, como si de un buen p**o se tratare—.  En ese momento sentí un dolor fuerte en mi pecho, sabía que mama no me amaba, pero siempre creí que al menos me quería, nunca imagine que la persona que se suponía debía cuidarme seria la que más daño me haría. —Al menos llévatela por la mansión. — Le suplico mama indicándole que yo no era suficiente para cubrir aquella numerosa deuda—. Desde entonces vivo en esta pocilga, soy la encargada de la cocina, todas las chicas sin vender tienen una labor que hacer acá, y ese es el mío. Todos los sábados llegan chicas nuevas, y los domingos se van muchas más ya que son vendidas como si de un pedazo de carne se tratase, siempre me sacan al patio con ellas, pero nadie me compra, debe ser porque soy insignificante, bueno a si me dice Marlon el encargado de este lugar, ahorita tengo 19 años, mi cabello es largo y n***o como el carbón, también es muy largo tanto como para traspasar mi trasero, pero siempre lo llevo en dos trencitas, mis ojos son color miel, y piel es tan blanca que se asemeja a transparente, soy bastante delgada pero no tanto como para notarse mis huesos, soy de pocas amigas ya que soy muy callada y odio simpatizar, solo tengo una amiga Meli, tiene 21 años y es una de las prostitutas de este lugar, es amable y noble y siempre me peina bonito y me cuida de las otras estúpidas que me molestan. Hoy es domingo de ventas y pues Meli me aconsejo soltar mi cabello, dice que es mejor que me vaya de aquí porque a cumplir los 20 años me colocaran al bar a prostituirme, así que no tengo muchas opciones o me venden a un hombre o me venderán a muchos. —¿Elí quédate quieta niña por que te mueves tanto?—me dice Meli tratando de peinar mi larga cabellera.– —No, me haré un moño en la cabeza, no quiero para nada llevar el cabello suelto es molestoso.—Respondí haciendo un puchero y levantándome de la silla donde me encontraba sentada. – —Elí por favor compórtate como una mujer no eres una niña. —Me dijo agarrando mis hombros y mirándome a los ajos como suplicándome. – —No quiero, además no me gusta cómo me has maquillado. — Le respondí quitando todo el maquillaje de mi rostro. – —Está bien Elizabeth solo quiero que sepas que lo que quiero es lo mejor para ti —Sí, si está bien. –Le dije rodando los ojos, a veces era algo grosera.  — ¡Niña sal ya llego el comprador, espero que esta vez sí logre venderte!—grito el asqueroso gordo de Marlon asomándose por la puerta. En unos minutos me encontraba afuera, sumergidas en mis pensamientos, pensando en lo maravilloso que sería estar fuera de aquí y libre sobre todo, había ocho mujeres conmigo, todas vírgenes por supuesto, era el mayor requisito que exigían los viejos verdes que venían a comprar a sus doncellas para saciar sus beneficios de lujuria. Sabía que de nuevo nadie me compraría, las otras chicas eran más hermosas que yo, con cuerpo de actrices y sonrisas de princesa y yo, yo era insignificante. La voz gruesa de Marlon se escuchó haciendo temblar mis delicadas piernas a punto de caerme. —chicas. –Se aclaró la garganta.— Él es Santiago duran. Levante la mirada tímidamente  y por unos segundos sus ojos se conectaron con los míos, no era un viejo asqueroso como los que solían venir a comprar mujeres, al contrario era joven y guapo, muy guapo , tenía los ojos oscuro y llevaba una barba especie candado, lo sé porque mi padre solía llevar una igual . Todas comenzaron a decir sus nombres coqueta mente ofreciéndose como un pan caliente. —Niña nombre y apellido el señor duran te está hablando. No me había percatado de mi turno de presentarme a veces era algo torpe y despistada. –—Mi nombre es Elizabeth, Elizabeth Moon. —Respondí tímidamente mirando mis manos.  El por su parte me miraba detalladamente con una estúpida sonrisa en sus labios, se posó en frente de mí y fue cuando me percate de su altura y ¡rayos! es un magnate de la altura, media como 1.90 aproximadamente, agarro mi mejilla con su dedo índice y me obligo a mirarlo, las manos y las piernas comenzaron a temblarme, lo mire unos segundos y volví a bajar la mirada. —La quiero a ella. –—Hablo fuerte y con determinación, sus palabras fueron como un taladro en mi cabeza. —Elí ve a buscar tus pertenencias te iras con el joven—dijo Marlon entrando con aquel hombre al despacho. Todas las chicas comenzaron a murmurar entre ellas. —Qué suerte tiene la rara a pescado a un guapo y joven muchacho, ojala que no sea de esos que esclavizan a las mujeres sexualmente. —Mis oídos sangraban por tanto veneno de las chicas estúpidas que hablaban a mí alrededor.  Camine por el pasillo y entre al cuarto que compartía con Meli, ella me esperaba sentada en la cama y en cuanto me vio entrar se puso de pies. —Eli, te vas mi niña, espero que no te olvides de mí. — Me dijo mirándome con los ojos llorosos.  —No me quiero ir Melissa, me quiero quedar aquí contigo.— Le respondí en un hilo de voz abrazándome fuerte a ella.  —Es lo mejor Elizabeth entiende, si te quedas aquí ya sabes, acabaras como yo. — Me dijo reventando en llanto mirándose asqueada. – —Pero Meli si me esclaviza sexualmente, o es un mal tratador, o peor aún si se da cuenta de mi problema y me vota a la calle. – Esto último lo dije llorando aún más fuerte. – –No digas eso sí, es un hombre joven, ven vamos a empacar te ayudare. Empaque en silencio mis pocas pertenencias, la mayoría de mi ropa Melissa me la había hecho era excelente cosiendo y diseñando atuendos, esa era su sueño salir de allí y convertirse en una excelente diseñadora de ropa importante. Agarre mi mochila y la abrase fuertemente, mire mi habitación  por última vez era una habitación pequeña con dos camas individuales en cada lado de las camas, también había un pequeño closet donde colocábamos nuestras ropas, no era nada especial pero lo iba a extrañar allí dejaba a mi verdadera familia. —Elizabeth Moon. —Dijo Meli con una sonrisa d lado ocultando su tristeza.    —¿Qué?—pregunte volteando a verla. —Toma para que escuches la música que tanto te gusta. — extendió su mano. –¿y prométeme que si tienes la oportunidad de sacarme de aquí lo harás?— me entrego un mp4 que se lo había regalado hace unos meses atrás unos de sus clientes, yo siempre se lo agarraba para escuchar una música que es muy hermosa de Mari Trini titulada ayúdala. Melissa desde que llegue a este lugar se había convertido en mi amiga, incluso para mí era como mi hermana, mi verdadera familia, ella es una rubia hermosa con cabellos dorados llenos de rulos y ojos verde, algo extravagante su belleza, pero tenía un corazón más extravagante aun, llena de dulzura y nobleza, llena de sueños anhelos y sobre todo mucha esperanza. Meli me contó que cuando era bebe la regalaron en un orfanato nunca nadie la adopto por ser muy rebelde, siempre peleaba con niñas y incluso niños, pero de nadie se dejaba, cuando cumplió los 16 años se fugó de aquel lugar vagando en las calles, allí fue cuando Marlon la encontró haciéndose se pasar por una buena persona la envolvió prometiéndole convertirla en modelo y un puñados más de mentiras. Agarre el mp4 le di un último abrazo y le dije al oído. —Lo prometo. Camine hasta la salida, los rayos del sol me hicieron entre cerrar los ojos, hacía mucho tiempo que no miraba de cerca la luz solar, abrí bien lo ojos y allí estaba aquel intimidante hombre esperándome recostado de un auto n***o para llevarme a lo que iba a ser mi nueva vida.
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