Capítulo 1

2271 Words
La población de Salamina se encuentra conmocionada por el evento social que se llevará a cabo en pocas horas en  la catedral Luz del mundo. La multimillonaria joven Érika Sánchez, de tan solo veintitrés años es la dueña de uno de los emporios encargados de herramientas  y equipos para el campo se casa con un promisorio hacendado José Mario Álvarez.  La joven que a la edad de quince  años quedo huérfana tras el fallecimiento de su madre  en un accidente donde perecieron dos personas. Su padre después de la muerte de la esposa no volvió a ser el mismo, quedando la joven con toda la carga de la empresa y de los negocios de su padre Mauricio Sánchez quedando  al frente de todo, por su corta edad e inexperiencia  su tío Álvaro Escudero fue su maestro  y consejero después que ella tomó las riendas de su empresa. El pasillo de la gran catedral  está decorado con esplendor. Las bancas tienen grandes ramos de rosas rojas que van unidas con cintas blancas con bordes dorados y están totalmente llenas tanto por las personas allegadas a las familias de los novios como por curiosos que están pendiente de ese evento tan trascendental.  Frente al altar esta un hermoso arco de flores, y de bajo de este se encuentra el lugar para los novios que se van a casar dentro de unos pocos minutos. El novio que se encuentra  nervioso sonríe a su madre que le lanza un beso, ella está orgullosa de su hijo y así lo deja ver. Él suspira nervioso está a punto de conseguir lo que tanto ha anhelado. El dinero de su novia. —Pronto todo terminará— dice Pedro Torres el padrino de la boda. —Sí. Apenas la embarace la hago que me entregue el mando de la empresa y poco a poco la voy a dejar sin nada. Pedro rio ante lo que decía su amigo y cómplice. —Toma tu tiempo  para que nada sea sospechoso— dijo su amigo y le arreglaba el corbatín para disimular la alegría – y ¿Dora arreglo todo? —Eso espero— resopló algo incómodo— ella a último momento se arrepintió de lo que estábamos haciendo, pero la lleve a la cama y ya no hay vuelta atrás. —Eres bárbaro— le dijo el amigo y sonrieron felices— pronto serás el esposo más deseado y codiciado por las mujeres. —Si a las mujeres les gusta mucho los hombres casados  y las aventuras y  esas son las que a mí me gustan. Pedro lo admiraba demasiado y en secreto lo amaba pero nunca le diría pues su amigo no compartía los ismos gustos sexuales que él.  La novia vestida de blanco con el rostro cubierto por el velo que no deja ver la alegría por un lado y la angustia por el otro se encuentra en una pequeña habitación esperando que el órgano musical suene la famosa canción que le dará la señal para iniciar su largo viaje al matrimonio. Lleva años de conocerse y un año  de amores con su novio  José Mario y ha soñado con  este momento tan especial para ella.  Ella lanza un suspiro con la boca en forma de O para dejar salir todo el nervio que la está abrumando. Se encuentra en un pequeño cuarto donde esta con dos  amigas y damas de honor. — ¡Cálmate!— le dice Dora que la mira con una sonrisa forzada en el rostro. — ¡Dios no puedo!— exclama la novia— estoy un poco aterrada por este momento. El matrimonio es para toda la vida. ¡Es algo sagrado! —Laura tráele un poco de vino para que aflojen los nervios— dice Dora  a su compañera. Cuando las dos mujeres quedan solas Dora la mira con vergüenza y tristeza. — ¿Lo amas?— le pregunto Dora a la novia. Érica la mira y sonríe algo extraña por aquella pregunta. —Dora, tu mejor que nadie sabes cuánto lo amo— dijo ella romántica— nos conocemos  desde niños. — ¿Realmente lo conoces? ¿Estas segura que él es el hombre de tu vida?— volvió a preguntar la joven de cabellos cortos. Érica era una mujer inteligente pero ingenua. Creía en las personas y no ponía en duda las intenciones de estas.  — ¿Qué pasa?— le pregunto Érica al verla tan extraña. —Cuando termine de hablar tal vez me odiaras y no querrás volver a saber nada de mi— ella suspiro y se alejó un poco y le acerco una silla— siéntate, por favor. Esto es va a ser muy doloroso, pero es algo que yo debo hacer — le dijo. Érica la miro y obedeció simplemente.  —José Mario es mi amante— dijo con crudeza – él te está engañando desde hace mucho tiempo, no solo conmigo— tragó al ver a su amiga en un silencio abrumador. La joven dejó  caer de sus manos el hermoso ramo de rosas rojas y este cayó al suelo. El rostro de Érica perdió  el color y sus ojos negros  el brillo — tiene a varias mujeres y estas hasta le tienen hijos. — ¿Qué?— dijo la joven novia destrozada— Él… —Él solo está contigo por tu dinero— le interrumpió— yo caí en sus redes por estúpida. Dora limpió  una de sus lágrimas y fue a su bolso y saco una carpeta y se la entrego. —Él quiere que firmes este documento antes del matrimonio y yo era la encargada de convencerte pero no soy tan ruin como para traicionarte nuevamente— ella mordió sus labios y absorbió sus lágrimas— quiero tu perdón pero sé que no lo merezco. Eri. No puedo hacerte  más daño. La joven novia tomó la carpeta y leyó lo que había en ella.  Eran cartas donde José Mario enamoraba  a Dora y donde confesaba que solo buscaba a Érica  por su dinero. Que esta  solo le provocaba asco pero lo soportaba cuando se encontraba con Dora. Dora era según él el aliciente para soportar aquel calvario. También encontró en la carpeta los registros de nacimientos de dos niños que aseguraba que eran hijos de José Mario Álvarez. Un documento el cual era un acuerdo prenupcial donde ella renunciaría a la dirección de su empresa y la cedería a su esposo desde el momento que se embarazara. En este documento ella cedería todos sus derechos de administrar y tomar decisiones importantes con respeto a la empresa a y a sus bienes, los cuales los dejaría en manos de su esposo.   Las manos de Érica temblaban y sudaban al leer lo que estaba en esos papeles. Un dolor la partió por la mitad y provocó  en ella un sentimiento de ira. — ¡Él es un maldito!— exclamó Érica. Se levantó y deambuló de un lado a otro. Parecía un animal salvaje enjaulado. Érica de repente se detuvo y  miro a su amiga y dama de honor con ira. — ¡Eres una desgraciada! Esperaste hasta el último momento para apuñalarme por la espalda  y ponerme en vergüenza delante de todo Salamina —le gritó a Dora mientras se acercaba poco a poco a la puerta. Dora lloraba y limpiaba las lágrimas con dolor. —Espera— la detuvo cuando vio que ella iba a salir de la sala— no tenía las pruebas necesarias, nada hasta el momento para demostrarte lo que te iba a decir— ella la agarró  por el brazo  pero Érica se soltó con ira. Érica la fulminó con la mirada que era fría y muy turbia. —Tú y él me las pagaran— y diciendo esto se agachó y recogió el ramo de flores y  salió de la habitación para dirigirse  al altar. Con manos temblorosas arregló  su vestido blanco y acomodo su hermoso velo y con paso lento camino hacia el lugar donde  se encontraba el flamante novio que sonreía de oreja a oreja. Ella apretaba con fuerza el ramo de flores y apretaba los dientes hasta hacerle doler la quijada de la fuerza que ejercía. José Mario le extendió la mano y ella muy suavemente la coloco sobre la de él. — ¡Estás hermosísima!— le dijo con un ronroneo suave. —Gracias amor—  se obligó a decir con dulzura. Ella  a través del velo lo mira con odio— Hoy tendrás lo que tanto has deseado. —Lo que ambos hemos deseado mi vida— dijo él muy suave a su oído— hoy serás mía para siempre. Ella con corazón endureciendo y  resquebrajado por lo que descubrió se mantenía lo más tranquila que podía y aunque terminara destrozada lo iba acabar ahí delante de todos y sin importar que ella también cayera en la burla y en la vergüenza. La catedral esta tan llena que todas las bancas estaban ocupadas, había muchas personas de pie, esperando aquel momento tan especial. La joven Érica era conocida por aquel accidente donde su madre  había muerto quedando ella huérfana de quince años. Mauricio se convirtió en un alcohólico y llevaba unos pocos años sobrios, pero no era confiable. Ella al verse casi sola  se limitó a estudiar y aprender todo lo relacionado a la empresa. Aprendió como llevar cuentas, como comprar y vender las maquinarias y a buscar lo mejor para los campesinos. Ella adoraba el campo  se había dedicado a eso y por su dulzura le era fácil hablar con las personas. Ella era muy querida por la población de Salamina. El sacerdote dio inicio al evento  sagrado del matrimonio. Las palabras que ella tanto anhela oír ahora eran repulsivas y risibles para ella. Su corazón se llenó de tanto dolor y aún más de odio. Cuando el encargado de ofrecer la sagrada palabras que llevaban al matrimonio al enlace final espero con acritud que José Mario las dijera. Que dijera cada palabra de promesas que ahora sabía que eran mentiras. Vio como el hombre hablaba con gozo sonriéndole a todos. Era impresionante como la engañó  durante tanto tiempo. Por muchos años fueron amigos, y después de un año de amores ambos decidieron casarse. Ella se mantuvo virgen hasta el matrimonio. Era increíble que él no la hubiera convencido para acostarse antes, como muchas de sus amigas hicieron. Sonrió bajo el velo. Como iba a convencerla si solo le causaba asco. Él nunca la amo, ni la deseo. Esto profundizo más  la herida  en la joven. —Señorita Sánchez— dijo el párroco para llamar su atención. Esta no lo escucho cuando le hizo la pregunta final— ¿Acepta al señor José Mario Álvarez como su esposo para toda la vida? Ella trago el nudo en su garganta y suspiro escandalosamente. —Oh, lo siento— dijo algo nerviosa. Se levantó el velo y se giró ante la gran nave de la catedral— Yo acepto al hombre que me ame a mí y no a mi dinero— sonrió al ver la confusión en el rostro del novio— un hombre que ante todo tenga el honor de saber que se va a casar con una mujer y no con una mina de oro. Un hombre que respete los valores y sobre todo que sea fiel y leal con la mujer que le entregue el corazón— sonrió y miro a la audiencia que había— y por lo que veo no hay ningún hombre con esos atributos en este lugar. Los flashes   de las cámaras fotográficas comenzaron a llenar el lugar. Aquello era una notica muy espectacular para las páginas amarillista de la prensa. José Mario enrojeció ante aquel escándalo y rápidamente la tomó  por el brazo para llamar su atención. — ¡Estás loca! ¿Qué te pasa?— le dijo con los dientes apretados por la ira. Ella se soltó de su agarre con brusquedad. — ¡No me vuelvas a tocar!— le grito al momento de soltarse de él— ¡Eres un patético imbécil! Mira que tu adorada amante me confesó como tú y ella planeaban sacarme todo mi dinero— rio como una loca— ella dijo cuanto asco yo te producía y para evitarte tanto mal mejor no nos casamos. El murmullo se hizo impresionante. Todos comentaban. Unos reían. Otros criticaban. Todo era un escándalo. Los fotógrafos continuaban tomando  fotos. —Cállate, esto lo podemos arreglar a solas — dijo el hombre que vio que su gallinita de huevos de oro  volaba muy lejos de sus manos. Comenzó a cambiar su estrategia — amor,  todo es un mal entendido. Dora te tiene envidia. Ella se inventaría lo que fuera solo para hacerte daño. Yo te amo, mi amor. Ella lo miro como si no lo conociera, como si le hubieran salido un tercer ojo. —Yo no la mencioné. Solo dije que tu amante— sonrió a manera de burla— Ella por lo visto solo era una de tus fichas de tus juegos— dijo con ardor en su ira— esto se acabó aquí mismo— diciendo esto se sacó de su mano el anillo de compromiso  que tenía un enorme diamante y se lo arrojó encima del pecho y el hombre alcanzó a tomarlo antes de que cayera el suelo. Ella comenzó a caminar a bajar los pequeños peldaño pero se detuvo y se volvió al hombre en cuestión. —Se me olvidó  darte algo— y sin darle tiempo al hombre le azotó en el rostro una bofetada con todas sus fuerzas— adiós.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD