6. PROMESA

1114 Words
Ingreso con paso decidido a un lujoso apartamento ubicado en una exclusiva zona de la ciudad. El gran edificio en que está ubicado, es por mucho la envidia de toda la zona y el Penthouse que compré para darle gusto a Juliana, es el mejor. No me agrada la decoración tan ostentosa que eligió, pero traté de darle gusto a esa mujer en lo que pudiera y ya ven cómo me pagó. El cerrojo se abre solo con mi huella dactilar y la de Roberto en este momento, así que estoy seguro de que así terminara el efecto de la droga en el organismo de mi "nueva prometida", ella no podría escapar de este lugar, todo el piso es nuestro, nadie podría escucharla. Encuentro a dos mujeres sentadas en la sala, quienes no solo cumplen su función de guardianas, sino que se están encargando de todas las necesidades de la chica. —Le aseguro que no la reconocerá -afirma con voz de orgullo Jessica —ella es linda, pero gracias a nosotras, ahora es hermosa. La otra mujer asiente de manera enérgica y sigue el mismo hilo de conversación de su compañera. —No creímos necesario alterar el tono de su cabello, pues con esos ojos resalta mucho y se ve muy bien, pero si hemos modernizado su corte de cabello, la hemos depilado completamente, completamente —repite sonriendo pícaramente con lo cual me queda más que claro su punto —le aseguro que estará muy satisfecho patrón. El listado de cosas que hicieron durante todo el día para tener a Isabella cómoda y dejarla en condiciones óptimas para mañana, es realmente extensa. No imaginé que una mujer necesitara tantos cuidados, pero realmente no me importa, puedo pagarle esos lujos y muchos más. —Serán muy bien recompensadas señoritas -digo a las mujeres, quienes me frenan estando camino a la habitación. —Patrón, espere un momento, nosotras sacamos el vestido de novia de esa habitación, usted no debe verlo -pasan apuradas por mi lado para después salir con un gran vestido en una larga funda -recuerde que mañana no puede ver a la novia antes de la boda. Sonrío pareciéndome supersticiones absurdas, pero bonitas a la vez. Roberto se acomoda a sus anchas en la sala, mientras me advierte con la mirada que me comporte. Me ofusca en sobremanera eso, así que apuro el paso hacia el interior de la habitación. Isabella está recostada en la cama, mirando un programa de comedia en alguna plataforma. Según entiendo, Jessica y Stella la dejaron mirando un programa para tratar de mantenerle la mente ocupada, pues afirma no estar cansada. Me paro en diagonal a ella y debo admitir que se ve hermosa, es una mujer con un físico totalmente de mi gusto. Realmente el trabajo que han hecho las dos mujeres que están en la sala es espléndido. Isabella tiene un rostro inocente, unos ojos verdes, grandes y expresivos y unos labios rosa natural y carnosos que me invitan a probarlos para constatar su suavidad. La chica está mirando el televisor y sonríe esporádicamente ante alguna escena de la serie. —Isabella, mírame —su mirada se despega de la pantalla de manera inmediata y se clava en mi rostro —¿has estado cómoda? ¿Deseas algo? Parpadea lentamente dos veces y juro que no creo haber visto una mirada esmeralda más hermosa. Mi presencia no la asusta en apariencia. Dos segundos después, responde: —Estoy cómoda ¿Ya me puedo ir a mi casa? El sonido de su voz y sus expresiones carecen de emoción como consecuencia de la droga. Me incomoda eso. No estoy acostumbrado a usar este tipo de métodos con una mujer, pero tengo que afrontar que por hoy y mañana, ella será prácticamente un bello cascarón vacío, un ser carente de emociones y pensamientos propios. —No, Isabella, no te puedes ir, mañana nos casamos -digo sentándome al lado de la joven en la cama y alzando la mano para acariciar su rostro. Su piel se siente suave y levemente fría, así que acuno entre mis manos su rostro para darle algo de calor. La observo con más detenimiento y caigo en cuenta que la ropa que tiene puesta en este momento, no es adecuada para la temperatura en que está programado el aire acondicionado del apartamento, ¿cuánto tiempo llevará mi mujer con frío? Voy rápidamente hasta el armario y busco entre toda esa ropa algo adecuado para que ella se ponga sobre el vestido de tiras ajustado que le hicieron poner. La ayudo a ponérselo antes de salir a reprogramar la temperatura y volver a su lado. Isabella no es una mujer exuberante, pero sí muy bien proporcionada y eso no era algo tan fácil de apreciar cuando la vi la noche anterior en aquel bar. Vamos a tener que ir de compras por prendas de su gusto y que sean más adecuadas para su cuerpo. —¿Estamos enamorados? —su pregunta me sorprende un poco, pero igual respondo. —No, pero prometo tratarte bien y hacer que obtengas algún tipo de ganancia de este matrimonio —lo que digo es verdad, buscaré la forma de compensarla y hacer nuestra convivencia lo más amena posible. —Estoy confundida, es extraño —afirma tocando su sien y mostrando una expresión confundida en su rostro —creo que no te conozco, ¿ganancias? No debería estar pensando en ganancias en un matrimonio ¿cómo es posible que nos cacemos? —su expresión cambia a una más torturada y siento como mi pecho se agita ante sus siguientes palabras —No quiero entregarle mi primera vez a alguien que no amo. Ahora creo comprender a qué se refería Roberto y en serio me siento ligeramente culpable, pero solo ligeramente. La observo con detenimiento y aunque mi decisión está tomada, la inocencia y confusión en ese rostro, solo la reafirma, pues esta chica en definitiva es un diamante en bruto y yo pienso pulirlo y ser su único poseedor. En ese momento caigo en cuenta que está iniciando a pasar el efecto del medicamento, pero antes de darle más, le hago una promesa. —Isabella, disfrutarás mucho tu primera vez, pero sobre todo prometo que serás tú, quien propicie el momento para que tengamos intimidad. Terminarás aceptándome muy pronto, pequeña —sostengo su mentón con mi dedo índice, mientras que con el pulgar roso sus labios haciendo que se separen levemente y quiera probarlos. ¿Han tenido la certeza de que lo que van a hacer está mal, pero que de todas formas lo van a hacer porque saben que lo vas a disfrutar? Justo así me siento en este momento.
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