CAPÍTULO DIEZ Kyra abrió los ojos al sentir un inmenso calor pasando por su cuerpo, sintiendo como si el calor del sol se extendiera dentro de ella. Sus ojos eran pesados y, al verse expuesta a un mundo lleno de luz, le tomó un momento el darse cuenta en dónde estaba. Se tapó el sol que atravesaba entre los árboles con una mano mientras un nuevo amanecer aparecía en el bosque, y nunca antes había sentido una paz similar. Mientras Kyra sentía el calor pasar dentro de ella, miró hacia abajo a su estómago y se sorprendió al ver que su herida estaba casi completamente curada. Perpleja, la tocó con uno de sus dedos: su piel estaba casi lisa. Kyra volteó hacia arriba al sentir movimiento y vio un rostro. Se emocionó al ver esos intensos y brillantes ojos observándola, fijos en ella. Kyle. S