PRESIÓN ALTA

1077 Words
De inmediato, Salomé tira el teléfono al suelo y corre hasta el asiento. Y atiende a su tía, diciéndole: — ¡Tía!... ¡tía!, no te me vayas a morir tú también. Liliana reacciona, diciéndole: — Para tu mala suerte, “yo voy a durar mucho más tiempo del que tú crees” Salomé se sonríe un poco y seca sus lágrimas, y le expresa a Liliana: — ¿Por qué dices que para mí mala suerte? Liliana se ríe de Salome, y le dice: — Te lo dije para ver qué cara hacías. — Entonces, ¿lo de tu desmayo fue una broma? — No, no fue una broma, pero ya estoy bien. — Tía, vamos al médico. Liliana se levanta del sofá, y le expresa a Salomé: — Yo me siento bien. En ese momento, Liliana vuelve a sentirse mareada y con mucho calor, y le dice a Salomé: — Ve a la cocina y prepárame un jugo de Limón. De inmediato, Salomé sienta a Liliana y luego corre hacia la cocina. Y le prepara el jugo a Liliana. Salomé le da a beber el jugo a su tía, diciéndole: — Tienes que tomártelo todo. Salomé lleva a Liliana hasta su cama y la cuida hasta tarde de la noche. Después de verla durmiendo, Salomé guarda la comida que había preparado para Liliana en la nevera y coge unas galletas del comedor, y se las come todas antes de irse a dormir. En la mañana siguiente, Liliana se levanta temprano y ve a Salomé completamente arreglada, y le dice: — ¡Oye!... ¿y tu ropa de colegio? — Nos vamos a ver a un médico particular, así que arréglate. — Salomé, el mareo que me dio fue de colesterol, seguramente cuando me comí una empanada antes de llegar a la casa. Salomé separa al frente de Liliana, y le expresa: — ¿Cómo sabes que es colesterol?, ¡vamos tía! La salud esta primero. Liliana se levanta de la cama, y se sonríe diciéndole a Salomé: — Ayer en el banco me toco atender a una joven emprendedora, y me anime a darle una oportunidad de crédito. Cuando vi en ella algo de ti… — ¿Qué viste? — Las ganas de salir adelante. En ese momento, Salome abre el closet de su tía, y le dice: — ¿Qué vas a ponerte? En la mesa está el desayuno servido, solo falta que te bañes y te cambie. Liliana saca a Salomé de su habitación, diciéndole: — Deja el acelere, primero voy a llamar a mi jefe y después vamos al médico. — Tu salud esta primero. Minutos más tarde, Liliana y Salomé salen de la casa. Y saludan a sus vecinos Laura y Florentino, quienes habían madrugado hablar del mal estado de las calles de Chapinero. En el taxi, Liliana intenta pagar. Cuando Salomé le dice a su tía: — No, yo voy a pagar todo. Y no te preocupes por lo del médico particular, que yo también lo cubro. Liliana mira la plata que tiene Salomé en su cartera, y le dice: — ¿Cómo así?... ¿tú de donde sacaste tanto dinero? El taxista intenta ver por el retrovisor. Cuando Salomé se sonríe un poco y le contesta a su tía: — Pues de mis ahorros, tú sabes bien que a mí me gusta ahorrar. — ¿Eso quiere decir que no estas comiendo en el colegio? — Ahora no hablemos de mí, lo que importa es tu salud. — Salomé, tu estas estudiando y por lo tanto debes de alimentarte bien. — Si, yo lo hago… no te preocupes. En el consultorio, el medico particular examina a Liliana. Viendo como tiene la presión y el corazón, y le manda hacerse tres exámenes junco con la compra de pastillas para la presión. Liliana sale del consultorio. Cuando Salomé le dice: — No te demoraste nada, ¿qué te dijo el médico? Liliana le entrega a Salomé el papel que le dio el médico, y le expresa: — Tengo un poco la presión alta, el médico me mando esta fórmula para la presión y tomarme estos tres exámenes. — Ya veo, vamos a tomarte todos estos exámenes. Dos horas después, Liliana y Salomé llegan a casa, y de inmediato Salomé saca una tableta de Losartán, y le dice a su tía: — ¡Mira! Debes de tomarte una en la mañana y en la noche otra. Liliana coge la pastilla y le dice a su sobrina: — Tráeme un vaso con agua… ahora vemos que me pongo que hacer en la cocina, para las dos. Salomé saca una jarra de agua de la nevera, y llena un vaso, diciéndole a su tía: — Yo me ocupo de la cocina… ¡toma! Liliana se toma la pastilla de la presión, y luego le expresa a Salome: — Llama a tus compañeras, para que te digan que vieron hoy en el colegio, no quiero que sigas perdiendo clases por mi culpa. — En estos momentos tía, tú eres lo más importante para mí y necesito que te mejores porque no tengo más a nadie en mi vida. — Todavía tienes una abuela viva. — Como si no la tuviera, ella ha demostrado de todas las maneras posibles, que no quiere saber de mi… espero que algún día ella se atreviera a decirme la verdad en la cara… ¿sabes algo más de lo que me has contado? Sin rodeos, Liliana le dice a Salomé: — Sandra no te considera parte de su… Liliana se detiene. Y calla al pensar que podría hacerle daño a su sobrina con eso, y dice: — Bueno, ya dejemos así, voy hacer la comida. — No, no, no, ¿a dónde vas Tía? — Se termino la conversación, ponte a estudiar, o tu veras si me ayudas en la cocina. — Me ibas a decir algo muy importante, dime la verdad tía… Liliana finge un supuesto dolor de cabeza, y le dice a Salomé: — No me siento bien, mejor ocúpate de la comida, yo voy a recostarme en la habitación. — ¿Qué tienes? — Un pequeño dolor de cabeza, pero no te preocupes Salomé… yo voy a estar bien. — Vamos, yo te llevaré a la cama. — Está bien. — Tía, perdóname por presionarte. En ese momento, Salomé recuesta a su tía en la cama, y le dice: — Bueno, voy a prepararte una rica comida…
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