¿Sabía yo que fue Hennie quien saltó a mi camión aquella noche? Bueno, dado que no sabía nada de la chica a la que había invitado a salir, aparte de algunas curvas, ese ojo malvado y una sonrisa ladina, ni siquiera un nombre por el que me había maldecido toda aquella tarde por haberme olvidado de preguntar, supongo que podría decirse que fue un entendimiento gradual. Era delgada, pero muy dulce, y estaba ansiosa por escuchar todo lo que pudiera contarle. Mientras me escuchaba divagar sobre las vacas lecheras y la Marina, se quitó las botas llenas de agua y puso los pies descalzos sobre el calefactor. Estaba temblando y yo ya deseaba acercarme a ella y compartir con ella mi calor. Luego se sacudió la lluvia del pelo como un perro fuera de un estanque de lubinas, pero estaba tan n***o y tan