CAPÍTULO SIETE Aidan cabalgaba por los páramos con los hombres de Leifall, Cassandra a su lado, Anvin al otro lado, Blanco a sus pies, y todos galopaban dejando una nube de polvo mientras Aidan se regocijaba por el sentimiento de victoria y orgullo. Había ayudado a lograr lo imposible: redirigir las cataratas, cambiar la inmensa corriente de Everfall, y enviar las aguas a borbotones por las planicies para inundar el cañón; y así salvar a su padre justo a tiempo. Al acercarse y estando muy deseoso de poder reencontrarse con su padre, Aidan pudo ver a los hombres de su padre en la distancia, pudo escuchar los gritos de júbilo que llegaban hasta ahí, y se llenó de orgullo. Lo habían conseguido. Aidan estaba eufórico al ver que su padre y sus hombres habían sobrevivido, el cañón inundado, re