CAPÍTULO SEIS Mientras se alejaba navegando, Lorna observaba la isla de Knossos todavía en llamas desvanecerse en el horizonte y sintió que su corazón se rompía dentro de ella. Estaba en la proa del barco aferrándose a la barandilla, con Merk a su lado y la flota de las Islas Perdidas detrás de ella. Podía sentir todas las miradas sobre ella. Esta querida isla, hogar de los Observadores y de los valientes guerreros de Knossos, había dejado de existir. La gloriosa fortaleza había sido destruida con fuego y los queridos guerreros que habían hecho guardia por miles de años ahora estaban muertos, asesinados por la oleada de troles y terminados por la bandada de dragones. Lorna sintió movimiento y vio que a su lado llegaba Alec, el muchacho que había matado a los dragones y que había logrado