CAPÍTULO NUEVE Se pararon en el porche, Parrot contra la balaustrada aspirando aire, Cole a su lado con el rifle de mujer firmemente clavado en su espalda. “¿Quién es ese?” Cole estiró el cuello para mirarla. Allí, a la luz del día, podía ver su rostro con mucha más claridad, y era una mujer de asombrosa belleza. Entre sus rasgos perfectamente formados, sin embargo, había una mirada de dolor, intensa y consumidora. Labios carnosos tan pálidos, ojos sorprendentemente azules enrojecidos y mejillas hundidas. Volvió la mirada para posarse en el caballo de Parrot, y el viejo sheriff se colgó del lomo del animal. “Es Spelling”. Su respiración siseó. Cole giró la cabeza para mirarla y, por un momento, pensó que podría colapsar. Aunque ya de un blanco fantasmal, su rostro pareció drenar la san