Nos saludamos con efusión, no me dio tiempo ni de disculparme con la tía de Matías fui corriendo a saludarle. Max es de esas personas que son energía pura y una vez los conoces no quieres dejar de verlos. Corrió hacia nosotros y me recibió con un efusivo brazo y una cuántas cargadas. — Han pasado tantos días. ¡Mira, hasta creciste! — ¡Cállate! Yo no crecí ni una triste onza —La emoción era totalmente notable en mi tono de voz. — En cambio tú, lo hiciste por los dos. ¿En dónde has estado? — Polonia. — ¡Qué maravilla! — ¿Tú?— Alcé mis hombros. — Mainvillage — Los dos nos reímos porque ese no era mi sueño pero si el plan de la gente que me paga la universidad. Había demasiado de que ponerse al día y los dos estábamos igual de emocionados por reencontrarnos, pude not