Las raíces de Esmeralda

3007 Words
Eran las tres de la mañana del jueves, ya todas las personas estaban saliendo del bar, el ambiente era tenso debido al cansancio de todos, por suerte la noche había llegado a su final. Por ser un día entre semana cerraban temprano, ya que tenían que esperar que todos los clientes se fueran para contar las ganancias y darle a cada trabajador su respectivo p**o. El que más ganaba era Víctor, pues era el dueño de todo el local, fue heredado de su padre y convertido ahora en su legado. Luego estaban los administradores, los cuales se encargaban de que todo el personal trabajara correctamente. En menor escala de jerarquía estaban los meseros y las bailarinas, ganaban casi por igual, pues si bien a las mujeres que brindan servicios de tipo s****l les va mejor, una parte de sus ganancias iban para el jefe. En cuanto al lugar solo quedaban después de las fiestas botellas quebradas, colillas de cigarrillo, mesas caídas y algunos objetos perdidos. Los baños no sufrían mayor daño, solo en algunas ocasiones, cuando algún cliente por no pagar un cuarto privado decidía entrar allí con alguna dama de la calle. Las trabajadoras tenían prohibido tener relaciones con alguien fuera de las habitaciones, pues el negocio también estaba en rentarlas por un rato. Con los días el ambiente se volvía más monótono, por más clientes nuevos que llegaban la rutina era aburrida y desgastante. Esmeralda y su amiga María en los ratos que tenían libres imaginaban su vida como si fuera otra; lejos de los bailes y la prostitución, con dinero y lujos para deslumbrar a todas las personas que siempre las habían criticado. Desgraciadamente, eso estaba fuera de su alcance, ambas venían de familias pobres. La madre de Esmeralda vivía de vender café y tortas de harina en los semáforos, su padre nunca respondió por ella, ni siquiera lo había conocido. La vida de su amiga no era muy diferente, tenía cuatro hermanitos por sacar adelante, debido a que su madre se fue con uno de sus amantes y los abandonó. Estos pequeños eran todos de diferentes padres, todos irresponsables, pues su madre los había conocido en cantinas. Tenía miedo de repetir el ciclo de su familia por su trabajo, pero no tenía más opciones, la academia estaba lejos de sus posibilidades a pesar de estar interesada en esos temas. Era muy frecuente escuchar entre los trabajadores del bar comentarios acerca de la difícil situación del país. Colombia es un lugar donde las oportunidades brillan por su ausencia, las personas de más escasos recursos por lo general están condicionadas a un tipo de vida que no es precisamente el ideal. Aunque la educación ha podido llegar hasta esos lugares para rescatar a algunos, no ha sido posible con todos, lastimosamente hay fuerzas más fuertes que las letras. El barrio en el que se crió Esmeralda era muy pintoresco, la mayoría de las casas eran de madera pintada de colores muy vivos, había grafitis en las paredes y decoraciones coloquiales. Las personas eran muy amables, entre todos se ayudaban y protegían la comunidad de las personas que les querían hacer daño. Su amiga María vivía solo a algunas cuadras de su casa, por ser mayor en edad era la que la aconsejaba en diversos temas. Desde pequeña Esmeralda soñaba con ser maestra, el tiempo que pasaba en la escuela le parecía muy agradable, amaba ver a los docentes apasionados por su trabajo, por eso quería algún día ser ella quien estuviera al frente del tablero. Con el paso del tiempo se hacía más escaso el dinero en su hogar, su madre no podía conseguir lo necesario para vivir por medio de sus ventas en los semáforos, además lo que allí ganaba era justo lo del diario. Esmeralda cada vez veía más lejos su sueño de estudiar y formarse, pues había necesidades mucho más urgentes que no daban espera, nadie piensa con el estómago vacío. La universidad a la que quería entrar era costosa, a pesar de ser pública, exigía costos de alimentación y pasajes que ella no tenía. Tuvo algunas parejas sentimentales, pero ninguno con la capacidad de ayudarla a salir de su situación, además ese tampoco era su propósito, tenía el ideal de que la mujer debía construir su propio futuro. Marcos fue su primer novio, pero su relación no duró mucho, ella era una mujer muy bonita y él un hombre muy inseguro. El solo hecho de saber que cuando su amada salía a la calle miles de hombres volteaban a verla le carcomía el alma, ella era aparentemente de su pertenencia, y cuando sentía que la perdía sus celos se hacían muy evidentes. Con el resto de parejas le pasaba igual, ninguno sabía amarla en libertad, todos los hombres querían poseerla como si fuera un objeto, pero ella sabía lo que valía en ese entonces. Tenía además de referente a su amiga María, la cual ya había pasado por numerosas relaciones, le daba consejos y la incentivaba a producir dinero para no depender de nadie. María empezó trabajando como mesera en el bar de Víctor, pero un día se cansó de servir tragos y limpiar mesas, prefería bailar y gozar la noche al ritmo de la música. Al principio le gustaba su trabajo, cuando solo tenía que hacer shows, pero luego el jefe dio la orden de que todas las bailarinas tenían que tener relaciones sexuales con los clientes que así lo quisieran, las ganancias de estos eventos serían divididas entre las chicas y la administración. Desde ese momento todo se empezó a volver una tortura, pero regresar a su puesto de mesera tampoco era una opción, pues así no fuera mucha la diferencia en dinero, sí lo era en tiempo. Los meseros entraban a trabajar desde las dos de la tarde hasta las tres de la mañana, y si era sábado el horario podría extenderse hasta las cinco. En la tarde el bar era muy tranquilo, se solían poner partidos de fútbol para que las personas en plan de amigos disfrutaran de esos eventos. Después de las ocho de la noche el ambiente se ponía más tenso, salían las bailarinas por pequeños grupos, de esa manera unas estaban en el camerino descansando mientras las otras salían al acto, luego intercambiaban y hacían reemplazos con las que habían logrado seducir algún cliente. Por esa razón el tiempo de las bailarinas era más flexible que el de los meseros, así que María prefería ese puesto, aunque no le gustara del todo la parte s****l. Desde que Esmeralda cumplió 18 años ella empezó a tratar de convencerla para que trabajara a su lado, era muy probable que le fuera bien, pues era muy bonita y su cuerpo muy proporcional. Sin embargo, Esmeralda no se veía en ese tipo de vida, pero al ver que no eran muchas las opciones que le quedaban decidió probar un día. Le dijo a su madre que estaría en la casa de una amiga haciendo trabajos hasta tarde, ante este argumento doña Blanca no pudo desconfiar, pues su hija siempre había mostrado gran amor por la academia. Además de eso estudiaba contra viento y marea, otra mujer joven en su posición ya hubiera renunciado a esa absurda idea del progreso. Se fue para el bar de Víctor a las seis de la tarde, allí estaba él esperándola para la entrevista de trabajo. María le recomendó que fuera muy bien organizada, con un vestido pegado al cuerpo, pero no tan corto, y unos tacones no muy altos. Así lo hizo ella, cuando entró a la oficina del dueño este inmediatamente se quedó impactado, su piel blanca contrastaba perfectamente con su cabello rubio y sus ojos color miel. El vestido parecía ser un n***o reloj de arena, pues la cintura de Esmeralda tenía las medidas perfectas, sus labios estaban pintados de color marrón y tenía un collar brillante que combinaba perfectamente con su mirada viva. Ella se sentó muy delicadamente mientras lo saludaba, él sin saber qué cargo quería la bella joven, le ofreció ser una de las bailarinas. Ella le recalcó que ese trabajo no era de su interés, prefería servir en las mesas que acostarse con personas desconocidas. Sin embargo, Víctor no iba a desaprovechar la oportunidad de tener una bailarina tan hermosa, así que trató de convencerla para que lo hiciera.  Empezó contándole las ventajas que tenía con respecto al tiempo, ya que le daba flexibilidad para estudiar, si se metía de mesera no tendría libres las tardes para hacer sus tareas. Adicional a eso le ofreció un p**o mayor al de todas las mujeres que allí trabajaban, Esmeralda ganaría el doble de lo que normalmente él estaba acostumbrado a pagar, pues su belleza podía recompensar todos los esfuerzos. También le propuso dos días de descanso a la semana, ese era un privilegio que hasta el momento nadie tenía. Todo lo que Víctor decía ponía a pensar mucho a Esmeralda, quien ya estaba imaginando una vida más tranquila con el sueldo que iba a ganar. Por su mente solo pasaba la mirada de alegría de su madre, con el simple hecho de tener p**o su arrendo y cancelar a tiempo los recibos cada mes, ella estaría mucho más tranquila, ya no tendría que estar hasta altas horas de la noche vendiendo café en los semáforos, donde estaba expuesta a robos y malos tratos. Lo que la hacía dudar era el hecho de tener que estar con diferentes hombres, pues si bien ya había tenido algunos novios, todos los actos sexuales en los que estuvo fueron por amor. Ante esto Víctor tenía una teoría muy moderna, le mencionó que era preferible estar con personas desconocidas y ganar dinero que tener una relación seria con una persona que, por un lado, no la iba a valorar, y por el otro no le aportaría nada para su crecimiento económico. Del mismo modo, Bogotá era una ciudad muy grande y el bar estaba lejos de su barrio, por lo que era poco probable que sus amigos del colegio se enteraran. Incluso si quisieran frecuentar bares de bailarinas, el de Víctor no estaría entre el presupuesto de ellos, de igual manera también se reservaban el derecho de admisión. Al Esmeralda creer que podía ser un secreto se motivó un poco, pues nadie podría juzgarla y podía inventar ante los ojos de los demás que tenía algún otro tipo de trabajo. Decidió aceptar la propuesta de Víctor, dejaría de lado sus creencias morales y se daría la oportunidad de ganar dinero y ayudar en su hogar. Aunque, la inocente Esmeralda no contaba con que para empezar a trabajar tenía que pasar la primera prueba, esta consistía en acostarse con el jefe, pues él era quien probaba a todas las trabajadoras, al menos en el ámbito s****l, pues para bailar tenían algunas maestras. En ese momento estaba a punto de arrepentirse, pero él hizo que cayera en cuenta de que, si no podía hacerlo con él, tampoco podría con otros, esa era parte de su prueba y de ella dependía empezar a trabajar. Pidió antes de hacerlo un minuto a solas en el baño, allí se preguntaba a sí misma qué era lo más correcto en ese momento, veía en el espejo su rostro cansado de una vida en tan precarias condiciones, así que se organizó el cabello, se acomodó el sostén y salió con determinación. Con su mirada le confirmó que estaba dispuesta a pasar la prueba, caminó hacía él mientras se iba levantando el vestido, luego lo tiró al piso y empezó a bailar al compás de la música de afuera. Víctor estaba muy emocionado, desde hace mucho una mujer no le provocaba tantas sensaciones, solo verla ya era muy satisfaciente. La situación se puso cada vez más fuerte y Víctor cumplió su deseo de estar con la hermosa Esmeralda, ella estaba un poco pensativa, pensó que iba a ser más difícil estar con una persona desconocida, pero para su sorpresa no fue tan complicado, todo se dio de manera natural. Inmediatamente pasó la prueba, de hecho, el jefe creía que podía sacarle más dinero del que creía, pues su hermosura sobrepasaba los niveles estéticos del marco común. Ella se vistió apenas terminaron y se fue a donde las bailarinas que le iban a enseñar cómo hacer su trabajo. Entre sus maestras estaba su amiga María, que como ya llevaba tanto tiempo en ese trabajo sabía todas las tácticas que podían utilizar para ganar más dinero. El aprendizaje fue divertido, se reían y practicaban como si fuera una academia común y corriente. Con los días Esmeralda iba mejorando su técnica, ya había empezado a trabajar, aunque aún no había debutado como bailarina. Su relación con Víctor era muy estrecha, aunque no habían vuelto a estar juntos, él siempre estaba muy al pendiente de ella, temía incluso que pudiera enamorarse. No se lanzaba a decirle algo porque prefería no mezclar los negocios con el amor, desde hace muchos años estaba soltero porque la única mujer que amó lo traicionó por dinero. No creía en las mujeres, por eso había dedicado gran parte de su vida a estar con ellas solo en el ámbito de lo s****l. Con Esmeralda temía que pasara algo más allá de lo físico, sus cualidades corpóreas y abstractas hacían de ella una mujer sensible y bella. Decidió apartarse un poco, acercarse a ella solo para asuntos laborales, así estaría a salvo de caer nuevamente en las garras del amor, además ella estaba muy joven, era muy factible que buscara hombres de su edad. La señora Blanca ya estaba empezando a sospechar de su hija, pues llegaba tarde todos los días y las excusas cada vez eran menos creíbles, no sólo iba a dormir a la madrugada, sino que también llegaba con olor a alcohol y cigarrillo. Lo que no se podía negar era su amor por el estudio, por muy tarde que se durmiera, siempre se levantaba para ir al colegio y sacaba tiempo para sus tareas. Era una rutina muy pesada, en su cara se estaba empezando a notar la decadencia, sus ojeras estaban profundas y de tono morado, su cara había adelgazado un poco y sus labios estaban tarjados. Su madre empezaba a preocuparse, solo rogaba por la verdad, también se le hacía muy extraña la cantidad de dinero que la niña estaba llevando a la casa, decía que trabajaba de mesera, pero por muchas propinas que le dieran, no se justificaba el dinero que estaba ganando. Era una situación muy paradójica, la madre aparte de la preocupación estaba también muy agradecida, se pusieron al día con los arriendos y los servicios, tenían comida en la cocina y algunas prendas de ropa nueva. Esmeralda no quería confesarle a su madre la verdad, prefería que ella creyera que se dedicaba a servir bebidas, decidió sostener su mentira, por más que le doliera engañar a su madre sabía que en unos casos era necesario. El asunto de la verdad se había vuelto de carácter relativo, dependía del contexto en el que se presentara, no siempre lo correcto era decir las cosas tal y como eran, a veces era necesario saber cuál era el tiempo indicado para hacerlo, los griegos estaban en lo cierto cuando definieron el Kairós como el momento oportuno, pues no siempre se puede hacer lo que dicen los instintos, a veces es necesario esperar para que las decisiones no tengan efectos negativos. Esmeralda continuó con su trabajo, a pesar de que su madre y compañeros de clase estaban muy intrigados con su nueva vida, ella decidió seguirla sin dar más explicaciones. Era sábado por la noche, el día que haría su primer baile frente al público, estaba un poco nerviosa, no sabía si iba a salir bien, aunque había practicado mucho, sentía que aún tenía que mejorar. Se puso bonita ese día, tenía un traje un poco estrambótico para su gusto, pero era el que le había recomendado María. Era un poco ajustado, con una falta corta de color n***o, un sostén de color brillante y unas medias de maya. Estaba maquillada para la ocasión, tenía la conocida línea de gato y unas sombras de color plateado con escarcha, sus labrios eran de color rojo pasión y en sus manos tenía unos guantes que le permitían deslizarse fácilmente por el tubo. Se había hecho unos flecos con su cabello en la frente, con ellos y la mirada delineada se veía muy impactante. Al verse tan bella en el espejo salió a bailar con mucha actitud, sin dejarse llevar por las opiniones del público. Imaginaba que estaba sola, pues se le hacía más fácil pensar que nadie estaba observando cada parte de su cuerpo. Llegó el momento, la música sonaba con total tenacidad, era la bailarina estrella de la noche, todos los clientes estaban esperando su baile. Salió caminando de manera sensual, se percató de que todas las personas la estaban mirando fijamente, cerró sus ojos y empezó a bailar al ritmo de la música. Se dejó llevar por el sonido, de vez en cuando abría los ojos para mirar donde se iba a ubicar, escuchaba muchos aplausos, la gente estaba en total conexión con su cuerpo. Cuando terminó de bailar abrió sus ojos para ver completamente la reacción de las personas, en medio de todo el público, su mirada se centró en la esquina que colindaba con la puerta, allí había un hombre que la miraba con ojos picarones, no estaba aplaudiendo como los demás, pero su mirada lo decía todo. Para ella fue como amor a primera vista, inmediatamente se bajó del escenario para preguntarle su nombre, pero los tipos que estaban en las mesas empezaron a llamarla para buscarle conversación, por culpa de ellos perdió la oportunidad para acercarse a él, cuando pudo escapar, el atractivo sujeto había desaparecido. Tenía en su mente la imagen de aquel atractivo hombre, estaba dispuesta a buscarlo para saber si nombre y algo mas de su vida, era muy factible que en ese ambiente pudiera conocer el verdadero amor. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD