PRÓLOGO
- ¿Enserio tengo que ir? —Pregunte molesto al subirme al auto donde ya se encontraban mi padre y Luciano.
Trague fuerte al ver como con su mirada me decía todo. Es tan intimidante cuando se lo propone, aun con mis 21 años su mirada me da un poco de nervios.
—Mírale el lado positivo hermanito.
- ¿Y para ti cual es el lado positivo Luciano? —Preguntó Leandro viéndonos fijamente por el retrovisor.
—Veremos a hermosas chicas bailando sensualmente —negué levemente sacando mi teléfono para revisar si tenía un mensaje nuevo.
—Dos cosas —señale después de guardarlo—. Papá tiene esposa y ya está viejo —escuche una queja de su parte pero continúe—. Yo tengo novia.
—Siempre se puede mirar —dicen al unísono.
—Me gustaría saber qué opina mamá sobre esto —sonreí sabiendo que había dado en su punto débil.
—No serias capaz —apuntó, encendiendo el auto y dando marcha a la academia estúpida donde iban mis hermanas—. ¿Qué clase de hijo eres?
—El consentido de tu esposa y el que duerme con ellas dos veces a la semana.
—Rechazar por qué —Grito Luciano ganándose un regaño por parte de Leandro.
Después de esa pequeña disputa ninguno hablo, nos sumimos en un silencio tenso. Sabíamos que si diríamos algo más terminaríamos mal, mejor no tentar a la suerte.
—Ya saben que hacer —fue lo único que dijo antes de salir del auto en cuanto llegamos.
"Ya saben que hacer"
Significaba golpear a cualquiera que se atreviera a mirar de más a nuestras mujeres, aunque creo que será un tanto complicado debido a que darán una presentación de una coreografía de danza árabe.
—En marcha —Dije.
......
- ¿Qué más esperamos? —Pregunté irritado—. Ya bailaron Luciana y Leandra.
—Liam —se quejó mama, entrelazo nuestras manos y se recostó en mi hombro—. Solo falta una última presentación, puedes esperar.
Rodé los ojos y asentí.
No le podía decir no a mi ángel ... nunca.
De repente las luces se apagaron y segundos después una parte del escenario quedó alumbrado, en él se encontraron una chica que tenía la mitad de su rostro cubierto.
¿Por qué? —Me pregunté para mis adentros—. Ninguna de las anteriores se había cubierto el rostro, ¿Por qué ella sí?
Una melodía empezó a sonar al mismo tiempo que sus caderas cobraban vida, sus movimientos lentos, seguros, sensuales y ... excitantes.
Me impresione cuando note que no podía quitar mi mirada de su cuerpo, y lo más atrayente, de sus grandes ojos.
Se notaba a simple vista que era una donna muy hermosa, bastante diría yo.
—Por dios que suertudo eres —escuche decir a Luciano—. La bailarina no te ha quitado los ojos de encima y tú tampoco te quedas atrás. Es muy sexy no te culpo, pero ... me parece conocida.
—Cállate —demande sin apartar la vista de ella.
—Liam —escuché el gruñido de advertencia de papa, hice caso omiso y continúe deleitándome con esos movimientos endemoniadamente excitantes.
Me pude percatar de un lunar en su abdomen, unos centímetros más arriba de su ombligo y desee poder tocarlo.
Tienes novia
Tienes novia
Tienes novia
Tienes novia y la amas mucho.
Me repetía una y otra vez mientras observaba como sus movimientos se hacían más rápidos. Sentía que engañaba a Fiorella al pensar cosas indebidas con esa donna , no aguante mas y me marché de aquel lugar con todo mi cuerpo descontrolado.
Había tenido una erección, una erección con solo verla bailar.
Ninguna mujer antes me había atraído tan rápido como ella, incluso cuando detalle cada parte de su cuerpo aun quería seguirla observando.
Quería poder mirarla todo el maldito tiempo.
Sacudí mi cabeza alejando esos pensamientos.
—Solo es una chica desconocía y jamás volverás a saber de ella —susurre.
Claramente la vida nunca estaba de mi parte, me daba, me quitaba y esa era su constante en mi vida. Su estúpida constante que me tenía harto.
Después de ese día ya nada iba ser igual. Todas las reglas que habían creado iban a ser rotas una por una, e iba a ser demasiado tarde al darme cuenta.
Lo único que podía esperar, era que la vida no fuera tan mierda esta vez.