¡RIIIINNNNGGGGG! De pronto sonó la alarma, intenté levantarme para apagarla y sentí el brazo de Sebastián sujetándome con fuerza. –No te vas a mover de aquí –escuché su voz y eso me hizo reír. Me dí la vuelta para verlo de frente, tiene los ojos cerrados aunque este despierto, levanté mi mano y pinche su mejilla con mi dedo, eso provocó que me presionará contra su cuerpo y solté una risita. –Sebastián tenemos que ir a trabajar –le recordé. –Tenemos el día libre –murmuró. –No es cierto. –Si lo es –contestó –. Es el día de quédate en la cama con tu novia. Y mira tú, qué casualidad, eres mi novia y estamos en la cama. –No sé cómo tomarme ese comentario –lo acusé. Abrió un ojo fijándose en mi rostro y lo pensó un momento. –Demasiada charla –contestó antes de moverse encima de mí y com