ALANA
Llegué a la casa por la madrugada y lo primero que hice fue subir a la habitación mientras me limpiaba las lágrimas por la rabia que tenía. Me dolía que había actuado de esa manera conmigo cuando había querido que las cosas funcionaran bien con él. Me dolía saber que desde mi infancia había adorado a Erik y no había sido correspondida como me hubiera gustado.
Puse algunas cosas en mi maleta y me dispuse a adoptar la habitación de invitados esa noche. No deseaba dormir con él. Solo quería estar sola y pensar en lo que haría, pues la salud de Vicente me importaba mucho y no había tenido recaídas desde la última vez que tuvimos que regresar de emergencia en la supuesta luna de miel. Nos había visto bien y estábamos actuando como una pareja de casados normal.
Tenía el teléfono de E
