tragedia
Después de haber disfrutado todo el día de la compañía de su amado, Mariella volvió a casa aquel 13 de abril, como si nada hubiese pasado y sintiéndose la mujer más dichosa del mundo, hasta que vio a Alonzo. Al parecer su viaje se había cancelado. Las miradas de ambos se cruzaron creando contacto visual. La joven, al ver lo que estaba sucediendo quedó estupefacta. Ella se dio cuenta de que los ojos de Alonzo estaban llenos de odio y resentimiento, así que sabía que el había visto la escena del beso. No pasa ni un segundo cuando de repente Alonzo la toma del brazo y se la lleva a la fuerza a una habitación.
- ¡Suéltame ya! ¡No sé lo que viste, pero podemos arreglarlo! – exclamó Mariella visiblemente asustada. Más, sin embargo, no recibió respuesta alguna, solo siguió siendo arrastrada hasta que llegaron a una habitación oscura y allí se encerraron. Alonzo empuja a Mariella al piso y le grita:
- ¡Yo te di todo! ¡Gracias a mi no estás viviendo en la calle con tu hijo! ¿esta es la forma
en la que me agradeces? ¿Dándole tu amor a otro que ni siquiera es tu marido?, ¡me harté Mariella, ahora te enseñaré a respetarme! –
Luego de decir esto comenzó a golpear a Mariella. Esta solo gritaba de terror y dolor. Imploraba por ayuda, pero no había nadie que la socorriera, pues los empleados no se atrevían a meterse en la situación, y Emilia aun no llegaba a casa.
Fue tanta la fuerza que usó Alonzo, que Mariella comenzó a sangrar debido a uno de los golpes que recibió en la cara. Al parecer este era su destino, ser esclava y sufrir, no se explicaba todas las cosas que le sucedían, ¿acaso hice algo mal?, ¿me merezco esto?
Son preguntas que se hacía constantemente, pero ninguna había cobrado sentido hasta ese momento. Mientras estaba siendo impactada, se dio cuenta de algo: ella era culpable. No había hecho nada malo, es cierto, pero después de ser abusada tuvo la opción de casarse o no, y aceptó hacerlo. Aunque en realidad no era su culpa, pues ella no sabía su futuro, pero desde ese momento maldecía el día en el que vio por primera vez a Alonzo.
-Te odio- Dijo Mariella con sus últimas fuerzas
- ¡¿Cómo dijiste?!- gritó Alonzo
-Que te odio…- dijo toda adolorida antes de desmayarse gracias a uno de los golpes.
En ese momento, Adriano entra a la casa, pues no podría esperar hasta el día siguiente para ver a su amada. Cuando camina dentro, se da cuenta de un intenso ruido. - ¿Qué sucede? - le pregunta a la ama de llaves.
-Lo siento Adriano… Los gritos que oyes son de la señorita Mariella Después de haber escuchado eso, no lo dudó ni un segundo y se echó a correr desesperadamente buscando a Mariella. Siguió los gritos hasta que dio con una puerta cerrada por dentro. Para entonces, Adriano se encontraba asustado, pero prometió no abandonar a su querida así que, sin pensarlo, tumbó la puerta de un golpe solo para encontrar a Mariella tirada en el piso, toda llena de moretones y sangre. En ese momento ambos hombres se ven y Alonzo grita:
- ¡Tu fuiste quien me la arrebató y ahora lo pagarás con tu vida! –
Al decir esto, Alonzo se lanzó a Adriano intentando darle golpes con un palo de golf que agarró en el momento. Hubo un forcejeo y ambos lograron darse uno que otro golpe, hasta que Adriano ve a Mariella moverse un poco y de la rabia agarra un cuadro y lo rompe, luego de esto, tomó un pedazo de cristal roto e intentó apuñalar a Alonzo, hasta que logró clavar el cristal en su hombro. Luego de esto, usó toda la fuerza que le quedaba y aprovechó la vulnerabilidad de su oponente, para empujarlo del balcón que se encontraba en la habitación.
De repente todo pasó en cámara lenta para Alonzo. Este se encontraba cayendo del segundo piso y ya no tenía esperanza alguna. Sabía que su hora había llegado, y aunque cometió muchos crímenes y abusos, se sintió en paz. Cuando por fin cayó, no murió al instante, pues solo se había roto algunos huesos por el impacto, lo que causó que no pudiera moverse. Pero después dieron las 8:12 pm y por fin había fallecido, ya que el cristal clavado en su hombro le dio a una importante arteria haciendo que este se desangre.
Luego de todo eso, y sin saber qué hacer a continuación, Adriano toma a Mariella en brazos y sale de la casa hasta que ve a Emilia aproximarse y se oculta. Emilia estaba recién llegando después de su día con Carlo, ambos caminaron hasta que ven un charco rojo que deja a la pobre madre sin aliento. Esta encontró a su hijo único muerto. No sabía cómo reaccionar, solo gritó y lloró. Pidió ayuda, pero nadie hizo nada. Abrazó el cuerpo de su fallecido hijo aun con Carlo a su lado hasta que escucha un ruido venir de un arbusto y se voltea. Allí se da cuenta de que el asesino era el jardinero que ella había visto tantas veces encontrarse con Mariella. – Te arrepentirás – susurró, y dejó que se marchara.