capitulo 7

1052 Words
Paz Habían pasado los días. Ya era el 20 de abril y Mariella se encontraba en casa de Adriano reposando, mientras que Emilia estaba en la casa de su difunto hijo junto a Carlo. Toda la situación era muy complicada y tensa, pues Adriano estaba consciente de lo que había hecho. Aunque fuera en defensa de Mariella, el había asesinado un hombre, y no cualquiera, sino, que a uno de los negociantes más importantes de la época. Aun sabiendo todo esto, aquel valiente hombre no se arrepentía. Solo se alegraba de haber salvado de vida de su amada, quien se encontraba incapaz de moverse debido al inmenso dolor que le habían causado los innumerables golpes de Alonzo. Los últimos días había un poco de paz, pero no sería por mucho, ya que desde que surgió la oportunidad, Emilia delató a Adriano y este fue sacado a la fuerza de su hogar, aun con Mariella dentro. Esta fue la separación definitiva para los dos enamorados, pues luego de un tiempo llegó el juicio de Adriano y este fue acusado de homicidio en segundo grado consiguiendo una condena de 20 años de cárcel. Mariella se encontraba con el corazón roto, no sabía qué hacer así que solo se quedó sola esperando a que sucediera un milagro. No sucedió nada, así que pasaron más días y ella se vio forzada a mantenerse dentro de la casa de Adriano. No podía con la vergüenza y mucho menos con sus recuerdos así que no pensaba volver a casa. Emilia se había quedado con Carlo y no tenía intención de devolverlo, ante esto Mariella solo lo dejó pasar, aunque le dolía sabía que estaría mejor con Emilia. Luego de aquellos largos días, pasaron los meses, y de pronto ya nos encontrábamos en el día 7 de agosto del 1950. Mariella seguía devastada al no poder encontrarse con su amor, pero después de un tiempo, los oficiales permitieron un encuentro entre ambos. Allí se vieron por primera vez en mucho tiempo y se contaron todo lo que había sucedido, luego, entre lágrimas se despidieron. Emilia pagaba para saber noticias de Adriano, pues esta le quería hacer sufrir todo lo que ella había sufrido la pérdida de su hijo, y no quería que en la cárcel le tocaran, o al menos aun no. Esperó el momento justo para hacer que tanto Mariella como Adriano le pagaran por llegar a su vida, y ese momento sucedió en la próxima visita de Mariella a la cárcel. Ese día estaba lluvioso, el ambiente era frío y pesado, pero aun así concedieron una visita. Ya dentro, ambos conversaron hasta que de repente llegan unos presos y toman a Adriano de los brazos, todos se encontraban confundidos, pues los oficiales no hacían nada y parecía ser que venían más presos. - ¿Qué hacen? ¡Suéltenlo ya! – exclamó Mariella Al decir esto, la chica también fue sostenida y forzada a mirar lo que estaba a punto de pasar. De repente, uno de los presos saca un cuchillo y apuñala a Adriano. - ¡No! ¡Suéltenlo! - gritó Mariella muy alterada y con lágrimas entre los ojos sin poder creer lo que estaba presenciando. Parecía ser que los prisioneros solo hacían lo contrario a lo que Mariella les pedía, pues cada vez que esta gritaba, un dedo era cortado de la mano de Adriano, quien se encontraba agonizando. Con las últimas fuerzas que tenía solo dijo: -En la otra vida…- - ¡NO, POR FAVOR NO ME HAGAS ESTO! ¡NO PODRÉ VIVIR SIN TI! – gritó Mariella, pero no consiguió nada, pues unos minutos después Adriano fue soltado con múltiples puñaladas y siete dedos menos. Aun así, este no había muerto, solo miraba fijamente a Mariella sin expresar ni una palabra. Cuando fue soltada, Mariella corrió a los brazos de Adriano y entre llanto trató de presionar sus heridas para que este no perdiera más sangre, pero consiguió lo contrario, pues unos minutos después Adriano murió desangrado. Luego de aquella traumática escena, un oficial se acercó a Mariella y le susurró: -La señorita Emilia le envía saludos  Al escuchar esto, la pobre chica alterada no supo que pensar, solo sabía que ya no quería lidiar con el agonizante dolor con el que se encontraba. Ella sentía que no podía vivir sin Adriano y aunque seguía viva, sabía que había muerto con su amado. Pasaron las horas y sin saber qué hacer, Mariella se dirigió a su casa con el cuerpo de Adriano, allí le puso un lindo traje formal, y luego se vistió con un vestido delicado de seda. Solo recordó lo que le dijo Adriano por última vez: “En la otra vida”. Esta frase causó un impacto tan grande que hizo que Mariella, al estar tan afectada mentalmente, lo tomara en serio y decidiera hacer algo muy precipitado. Después de vestirse, fue a la tienda y compró veneno de rata y un pastel, luego, al llegar a casa, espolvoreó el pastel con el veneno y sin pensarlo dos veces, se lo comió todo. Habiendo hecho esto, se sentó al lado del c*****r de su enamorado y dijo entre lágrimas: -Hasta la otra vida Fue una situación lamentable y triste, pero sin Adriano, Mariella no era nada. Toda su vida estuvo al borde de un precipicio, pero después de todo lo que había soportado, la muerte de Adriano la empujó como una fuerte brisa e hizo que esta cayera un abismo infernal.                                                                                                    FIN EPILOGO  - ¿Eso es todo? - - Sí, ¿qué esperabas? – -Abuela, te dije que necesitaba una bonita historia de viajes y aventuras para mi proyecto, ¡esta es demasiado triste! - - No veo el problema, ¡además sí tiene aventura que es lo que de verdad importa! -Bueno, está bien. Debo admitir que me gustó mucho, sobre todo que el niño se llamara Carlo, al igual que yo, por cierto, ¿Qué sucedió con él y Emila? - -Sabía, que te gustaría. Bueno, Carlo se quedó a vivir con Emilia y creció sano y lleno de amor- - ¡Me alegra mucho! – -Si… Vivieron muy felices… Pero bueno, ¡ya se te hace tarde! Vamos, ya te llevaré a la escuela – - Está bien, abuela Emi –

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