Otro día más en este lugar, comienzo a creer que quizás ya han pasado días o semanas. El aburrimiento que siento es atroz, ni siquiera estoy recibiendo tratamiento aquí, es extraño. Sólo se limitan a observarme y yo me he recluido en la habitación que me fué asignada.
Suspiro, observo mis manos una y otra vez, anoche mientras dormía tuve la sensación de que Dumah las tomaba, me sacaba de aquí... Oí su voz, llamándome. Era un susurro claro y a la vez lejano, ¿Acaso intenta comunicarse? ¿Está buscándome? ¡Ojalá fuese así! ¡Dios mío! ¡Encuéntrame pronto Dumah!
Ahora más que nunca me arrepiento de haberme negado a tener su compañía el día que vi a mi padre, si sólo lo hubiese escuchado nada de esto estaría pasando y no tendría tanta confusión en mi cabeza... Por un lado, siento que mi padre
