Capítulo 5SE PERCIBÍA una gran tensión en el ambiente. El Jefe de los bandidos miraba a Nikos con una mezcla de odio y envidia. Ciertamente, a Nikos se le veía muy diferente a todos ellos. Thea era consciente de que los bandoleros más jóvenes la estaban mirando a ella y le fue difícil poder ignorarlos. Sin embargo, logró mantener la compostura. El brazo de Nikos alrededor de sus hombros le brindaba un poco de seguridad y se puso a orar fervientemente desde lo recóndito de su corazón: "¡Por favor, Dios mío, sálvanos..., sálvanos!" Le pareció que su plegaria volaba hacia el cielo. De pronto, Nikos comenzó a hablar diciendo con su voz profunda y educada, –Quiero contarles una historia... Se expresaba en el idioma de los bandoleros, pero Thea podía entenderlo. –Me casé con mi esposa,